Night

Wiccan

TheComicTuber
Novenero
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Jan 12, 2008
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Madrid, España
Me gustaría dejaros un pequeño relato que yo mismo escribi hace tiempo^^
A ver que opinais compañeros



Suena el despertador. No sé que hora es, pero deben de ser cerca de las once de la noche. Agarro un conejito de peluche y lo lanzo fuera de la cama para que informe. Al ver que no regresa mando un osito en busca del primer explorador. Tampoco regresa.
Ante esta situación decido salir del laberinto de sábanas y mantas en que me encuentro.
Me miro en el espejo y me veo con los ojos hinchados y el pelo alborotado. No recuerdo nada del día ni de la noche anterior, tan solo bruma y niebla obnubilando mis sentidos y mis recuerdos, tampoco pasa nada grave; no es la primera vez que esto me sucede ni será la última, es algo totalmente normal.
Decido vestirme. Unos vaqueros rotos, una camiseta negra y una gorra conforman mi vestimenta. Miro el reloj y efectivamente son las once y media de la noche; no andaba mal encaminado.

La habitación está totalmente revuelta, nada parece tener un orden lógico en ella. Un calcetín ondea como una orgullosa bandera en lo alto de una lámpara mientas que el polvo se afinca sobre montones de libros que esperan ansiosos volver a ser abiertos.
Altiva una lata de refresco lo observa todo desde una estantería.

Decido salir a dar una vuelta por la calle; es la hora de más ambiente de todo el día.
Al salir esquivo una caja de pizza que se encuentra acechando en la alfombra; paso furtivamente frente a la habitación de mis padres y salgo a la calle.

La fresca brisa de la dulce noche me besa la cara, sin embargo algo falla en esta, algo no cuadra, algo está al revés...
Bajo el amparo de la oscuridad comienzo a deambular por las calles. Paso por oscuros callejones repletos de espectros prácticamente consumidos en su miseria, los cuales se agazapan en las esquinas deseando poder morir para acabar con el sufrimiento artificial que ellos mismos se han inducido.
Continúo caminando y por fin la veo, la gran calle principal, centro neurálgico de actividad nocturna.
Como poseso, comienzo a caminar por ella mientras observo los cientos de clones que vagan por esta, todos unidos bajo una misma apariencia persiguiendo llegar a un ideal que ellos mismos desconocen...
Me camuflo entre ellos, solo soy uno mas...
Saco un cigarro y lo enciendo. La tenue luz ilumina mi camino como si de un faro humeante se tratase.
Sigo caminando metros y más metros, avanzando por esa gran calle principal hasta que llego ante un edificio.
Desde un primer momento se ve que no es un edificio corriente.
Las luces de su fachada atraen toda clase de figuras hacia ellas como mosquitos a una linterna...
A pesar de todo me acerco. Me atrevo a entrar.
Cruzo la puerta y desciendo una angosta escalera mientras atravieso una mezcla de olores indescriptible para el olfato humano. De repente todo tiembla; un ruido incesante, taladrante, aterrante y a la vez embriagante me hace acercarme mas a la multitud que se encuentra al final de la escalera. Solo soy uno más...
Todos se mueven al son de ese indescriptible sonido mientras se contonean con extraños movimientos como si de un ritual de apareamiento se tratase...
Me sumerjo de lleno en la marea humana y comienzo a comportarme del mismo modo.
El ritual parece surtir efecto pues una sombra se me acerca.
La miro de perfil y me parece ver una silueta humana. Comienzo a mirar desde distintos ángulos con el fin de resolver el misterio.
Se dirige a mí.
Si, definitivamente es humana, o al menos algo que en su momento lo fue o algo parecido. Me ofrece algo, no alcanzo a distinguir de qué se trata. Parecen ser unas pequeñas píldoras. Las acepto sin miramientos, ¿qué pueden tener de malo? No pasa nada por probar y tomar un par de ellas...

Pasan los minutos y comienzo a sudar. El calor se está haciendo insoportable, terriblemente insoportable.
Comienzo a mirar a mi alrededor y veo figuras desvaneciéndose en si mismas, consumiéndose en llantos interiores que nadie puede ver. Se lamentan desconsolados al ver alcanzada la cúspide de sus vidas en ese instante.
Extrañamente me siento como si esta fuera la visión verídica de la realidad.
Ante tal conmoción decido abandonar el lugar, el estruendoso ruido y la amarga nube de olores.

Llego de nuevo a la gran calle principal. Cada vez más clones se asientan en el lugar.
Es la una de la madrugada y la vida, o algo parecido a ella, fluye por la calle como si de plena tarde se tratase.
Decido continuar con mi paseo nocturno.
Camino calle arriba observando como las nubes se desplazan dejando ver la bella luna llena, como si fuera una perfecta armonía celestial; como si los sueños hubieran sido recluidos en una esfera en espera de que alguien se acordase de ellos y fuera en su búsqueda... Al menos parece que existe armonía e inocencia aún.
Llego ante un gran edificio. ¿Es un colegio? No puede ser... demasiado tétrico para ser un colegio... Sin embargo así es, es una escuela.
Las paredes de la escuela se encuentran pintadas llenas de mensajes reivindicativos cuyo significado el autor apenas alcanza a reconocer, y los jardines del patio han sido sustituidos por vallas de espino.
En la puerta, una multitud de infantes se arremolina en torno a una hoguera en la cual van vaciando sus pensamientos, sus conocimientos, su imaginación, su ilusión...
Ante esta acción los infantes comienzan a desaparecer convirtiéndose en espectros.
Al menos ya conozco el lugar de donde salen tantos.

Me acerco a ellos, ese espectáculo de autodestrozo es digno de verse de cerca.
Atravieso la valla de espino y avanzo por un camino de piedra construido sobre cimientos de libros quemados hasta la fabrica de futuros desdichados.
De repente una multitud de ojos rojos aparecen de la nada mirándome fijamente. De entre ellos surge una figura; un pequeño infante al parecer, inofensivo a primera vista. Me acercó a él.
De golpe, y sin previo aviso, quinientas sombras surgen a su espalda.
Ante su actitud amenazante retrocedo... poco a poco... despacio...
Mientras me alejo, observo como en una esquina del edificio lo que parecen ser siluetas adultas y rebosantes de conocimientos se lamentan por el destino de los infantes...

Rápidamente salgo de la escuela y continúo mi camino.
Avanzo por la calle pesadamente... Son las dos de la mañana pero la luz de la luna parece animar a las sombras a invadir la calle, pues cada vez hay más de estas...
“Nada de parar hasta el amanecer” parecen decirse en una extraña consigna sin sentido.
En ese instante veo como una gigantesca multitud de espectros avanza calle abajo, todos vestidos iguales y con paso parsimonioso mientras cargan un ataúd vacío en el cual inscrita en latín está la palabra “FUTURO”...
Decido abandonar la calle principal, la hermosa calle principal.
Avanzo por una de las calles secundarias de la ciudad y llego a un parque.
Solo hay niños, multitud de pequeños infantes se arremolinan en torno a un único y destartalado columpio el cual se niega aceptar que suban.
¿Dónde están los padres? ¿Dónde se encuentran?...
No están... ninguno está presente... no tienen tiempo para esto...

Cansado de caminar me siento en uno de los bancos del parque. Me siento y tan solo observo...
Observo como lo que parecen ser dos decrépitos ancianos llegan y se sientan en otro de los bancos del parque, frente a mí, frente a los infantes...
Les ofrecen algo que mi vista no alcanza a ver y mi oído no alcanza a escuchar y en respuesta dos de los infantes abandonan el parque con los ancianos...
Al grito de “Adiós Abuelitos” los otros infantes se despiden de ellos, sin embargo no creo que el trato de “abuelitos” este correctamente usado en este caso...

Me recuesto en el banco; estoy tan cansado...
Durante horas permanezco así, prácticamente adormecido... En este tiempo los infantes que aún están en el parque no dejan de observarme...
Decido levantarme y marcharme. Son las tres y media de la mañana.
Antes de abandonar el parque que ha dado cobijo a mi descanso decido observar por última vez a los impúberes. Me doy media vuelta y compruebo como de las ramas de los secos árboles han crecido decenas de pantallas de televisión. A sus pies, y como si de la mas reveladora de las visiones se tratase, los infantes las observan absortos, desvaneciéndose poco a poco con cada destello del televisor.

Me pongo de nuevo en camino por entre los callejones, iluminado tan solo por la luna llena.
Mi caminar me lleva a una pequeña plaza.
Las fachadas de los comercios se encuentran repletas de carteles con propagandas electorales en las que los políticos en cuestión invitan a los votantes a no votar al contrario en vez de ofrecer algo a cambio del voto.
En el centro, recostadas en un monumento a la abundancia se encuentran un grupo de muchachas de la vieja profesión, o al menos eso parecen a simple vista.
Decido acercarme.
Con paso cansado me voy acercando hasta las féminas hasta que la distancia permite comprobar a mis ojos que no se tratan de dulces acompañantes, si no de niñas tan solo.
¿O si se tratan de dulces damas? No lo sé... ¿Acaso están mi juicio y mi vista equivocados? Esa ambigüedad entre vestimenta y madurez me hace dudar profundamente...
Ante este dilema abandono la plaza observando a mi marchar como las muchachas se comienzan a desvanecer tras de mí, reduciéndose a meros espectros...

Comienzo a caminar por las callejuelas... tan solo camino, sin pensar en nada; solamente en dar el siguiente paso...
Me mantengo así durante horas y horas... Pierdo la noción del tiempo...

Decido volver a casa... el cansancio está comenzando a hacer presa de mi cuerpo.

Al regresar al no tan anhelado hogar paso frente a una tienda cuyo reloj me contempla pasar anunciando mi vida desvanecerse con cada movimiento de sus manecillas...
Fijo mi vista en la hora y observó que son las seis y diez de la mañana... es hora de ir regresando...

De camino a mi destino paso frente a una ventana en la cual una bestia completamente cegada por su evidente ineptitud golpea sin razón al fruto de la costilla de Adán, desvaneciéndose con cada golpe asestado...
Me acerco a la ventana y la golpeo atrayendo la atención de la bestia, y, por unos segundos, me parece ver la silueta espectral de un hombre y un destello de humanidad en sus ojos. Sin embargo esta ilusión no dura más que unos segundos pues enseguida vuelvo a la realidad comprobando como la bestia se lanza contra la ventana, desapareciendo después como un espectro... uno más en esta gran ciudad...

Por fin llego a casa.
Me adelanto hasta la puerta y tanteando saco las llaves de mi bolsillo.
Sin embargo al ir a abrir la puerta algo comienza a no ir bien...
Mis manos comienzan a desvanecerse...
Observo mi reflejo en el pomo de la puerta y veo como mi cuerpo comienza a convertirse en algo incorpóreo... ¿Qué sucede? ¿Qué está pasando?
En realidad no se por que me lo pregunto... Se perfectamente lo que está pasando... estoy quedando reducido a un espectro... como los demás... como todos los demás... igual que todos ellos... solo soy uno más.

De repente me despierto; ¿Dónde estoy? ¿Qué ha sucedido?
Observo a mí alrededor... Todo está oscuro...
Cuando mis ojos se acostumbran a la penumbra contemplo como los rostros de desconocidos me observan desde los pósters de las paredes expectantes ante lo que me está sucediendo...
Por fin consigo percatarme de que estoy en mi habitación... en mi cama... ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha sucedido? ¿Qué ha sido todo eso?
Una pesadilla... solo ha sido una pesadilla... Todo está bien...

Me levanto esquivando las decenas de bultos que, repartidos por el suelo, atentan contra mi integridad.

Rescato mi ropa de la vigilancia de un cubo de basura y una vieja mochila, me visto y salgo a la calle; necesito despejarme y un paseo al amparo de la bella Selene me sentará bien...

Llego a la calle... la hermosa calle principal la cual está iluminada por el blanco resplandor de la luna y su corte de estrellas.

Gracias a Dios todo fue tan solo una pesadilla... sí, solo una pesadilla... ¿o no?...



[FONT=&quot]“Vivimos Soñando un Sueño en un Mundo de Pesadilla...”[/FONT]
 
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