0ne Last Bullet

wolfrider

Campeón Legendario
Novenero
Registrado
Aug 23, 2009
Mensajes
544
Ubicación
Iquique,Chile
Acá está un fic de Zombies, es una historia original. Eso sí, está bastante basadas en las películas que he visto. Pero no es de tripas y sangre.


O n e L a s t B u l l e t


Por Wolfrider



Estoy acostado sobre el frío piso de madera, observando el viejo y desgastado techo sobre mí.


Si sólo pudiera dormir un poco, no he podido descansar en casi dos días.


¡Dios! Si tan sólo ella no hiciera ese ruido infernal afuera de la habitación, esos gemidos guturales que destrozan lo poco que me queda de control. Ya no soporto el ruido de la puerta siendo aporreada por ella; escucharla rasguñar la madera con sus uñas rotas me está volviendo loco.


El recuerdo de sus últimos momentos, con la infección robándosela de mi lado, llena mi cabeza a cada momento.


La estreché en mis brazos, hasta que sus ojos se cerraron para siempre, y le di un último beso antes de tomar la pistola a mi lado.


Pero no pude hacerlo, no pude. Inclusive amartille el arma, esperando el momento de su regreso, aunque fue inevitable... antes de que sucediera, me encerré en la habitación.


Fui un cobarde, lo reconozco. Lo único que hice fue cubrir mis oídos, esperando no escuchar el aullido inhumano de su reanimación. Un gesto inútil.


Todavía puedo escucharla claramente, cada maldita vez que cierro los ojos.


Pero ya no aguanto más, no puedo dejarla así. Debo... 'liberarla'.


Sé que no ganaré nada con eso. Desde la ventana de donde estoy encerrado puedo ver la multitud abajo, en la calle. Cientos de ellos, talvez miles, apestando bajo el sol del verano, con la sangre ya negra y cuarteada de sus heridas. Parecen las víctimas de una batalla sangrienta; los más comunes son a los que le faltan un brazo, o una mano; hay varios que parecen haber sido devorados de la cintura para abajo, y se arrastran por el pavimento, salpicándolo con sus entrañas gélidas y muertas. Otros, apenas tienen la mitad de su cara; con sus orejas, ojos, narices y bocas convertidas en un colgajo de carne sanguinolenta.


Disparar les avisará que sigo vivo, aun más que los sonidos de animal hambriento que da Sofía, en la habitación contigua.


Pero no me importa, ¡dios!, ¿por qué tiemblo tanto?


No me doy cuenta en que momento comienzo a vomitar sobre el piso.


Logro sobreponerme, algo, y me acercó lentamente a la puerta. Tomo el arma, y la preparo con cuidado. Las seis balas entran perfectamente en el barril del revólver; luego, lo más silenciosamente posible, destrabó la puerta, y me preparo para salir.


"Te lo prometí, mi amor, no te dejaré ser uno de ellos", pienso mientras abro la puerta...


---000---

¡Mierda! ¿Cómo pude ser tan estúpido? ¿Cómo pude quedarme tanto tiempo sin moverme, viéndola acercarse?


¿Fue la alegría, idiota y sin razón, de verla caminando de nuevo?


El espasmo de dolor casi me hace caer de la silla; y vuelvo a maldecir, al verme obligado a estar atrincherado de nuevo en esta maldita habitación.


Nuestra recámara, donde pasé los momentos más felices de mi vida, antes de que esto comenzara... antes de la infección.


Ahora, sólo espero no volver a vomitar.


No puedo describir bien como me siento; no tanto por el mareo y la pérdida de sangre, si no por el remolino infernal dentro de mi cabeza, por el miedo que llena mi corazón.


Porque ya sé lo que me espera. Sé lo que sucederá cuando la herida acabe conmigo.


Es raro, pero que casi no siento dolor. Lo único que me molesta es el incesante goteo desde mi brazo izquierdo.


De repente, escucho como la puerta se rompe, y el corazón se me salta un latido. Es obvio que esos malditos lograron pasar la barricada finalmente.


Con desesperación intentó revisar la pistola, pero la sangre la hace tan resbalosa. Además se siente tan pesada. Ese solo esfuerzo me agota, y me deja luchando por cada bocanada de aire y jadeando como un perro moribundo.


Mis manos temblorosas apenas pueden abrir el barril del revólver, y mi risa enloquecida hace eco en la maldita habitación.


Queda solamente una bala. Nada más que una jodida bala.


Aun así, siento que el miedo, la rabia, y el dolor me llenan la cabeza. ¿Y si la bala no termina conmigo? ¿Dolerá mucho? No quiero pensar en como se verán mis restos, con mis sesos desparramados por todas partes.


Respecto a las consecuencias de que sobreviviera a la bala; quedando a merced de esos animales, bueno, no soporto ni siquiera imaginarlo.


Ya están cerca, pero todo terminará antes. La insensibilidad ya llega a mis piernas, sé lo que sucede, la hemorragia en mi brazo ya está por acabar conmigo. Inclusive ya se me nubla la vista.


A dura penas veo como un brazo rompe la puerta de la habitación, apenas puedo arrastrarme alejándome. Varias cabezas más se pueden ver, entremedio de la destrozada puerta. Me golpea el pútrido aliento de esos monstruos; puedo ver como las bocas están contraídas, mostrando los dientes amarillos, y manchados de sangre coagulada.


Y sólo me río. Me río como un demente.


"¡No!", les grito, "¡no voy a ser su cena, hijos de puta!"


Por supuesto que mi bravata no les impresiona, no sienten miedo, ni dolor, ni recuerdan a sus seres queridos. No sienten nada, excepto hambre. No se detendrán, eso lo sé.


Pero eso no me importa.


Levantar la pistola es tan pesado como intentar levantar un elefante usando sólo una mano, pero lo hago. Con demasiada lentitud, pero lo hago. Varios ya tienen medio cuerpo dentro de la habitación, luchando por acercarse a mí. Vuelvo a reírme.


"Vaya, no pensé que era tan sabroso", pienso, mientras mis ojos se cierran involuntariamente.


Me parece que estoy inconsciente por horas, pero cuando abro los ojos, apenas veo a los mismos malditos atrapados en la puerta.


Y vuelvo a pensar, "una bala, sólo una jodida bala"

Pero la sonrisa aparece de nuevo en mi rostro, sé que es una sonrisa de derrota, pero triunfal a la vez. Y, en el fondo, de algo más. De esperanza.


Porque puedo verla de nuevo. No con el agujero en su cabeza donde le impacté los dos tiros, si no como la vi la primera vez. Con el mismo blue jeans gastado, y bastante bien ajustado a su cadera; con la misma camisa roja, cargando los libros para su siguiente clase en la universidad. Su cabello brillando dorado, sin ninguna mancha de la suciedad de estos últimos días infernales, y su rostro.


Un rostro que parece el de un ángel. Ella es un ángel, venido para ayudarme.


"Espérame, princesita", pienso al momento de colocar la pistola en mi sien.


Es extraño. Ahora el pedazo de acero frío parece tan liviano como una pluma. Mis dedos se niegan a obedecer, pero no es la herida, es un último ramalazo de miedo, que rechazo con toda la fuerza que queda en mi corazón. Empiezo a curvar el dedo, apretando el gatillo.


"Espérame, Sofía. Espérame, princesi...



Fin​


---------------------------------------​



Bueno, la primera historia de terror que he escrito en la vida, ya está terminada. Espero que les guste, y espero sus reviews y/o críticas, si las tienen (Mientras sea con buena onda y respeto, se acepta de todo, especialmente números de teléfonos y msn de chicas lindas *¬*). Disculpen, no soy muy bueno con esto de escribir comentarios al final ^___^


Pásenla bien, portándose mal, pero eso sí, sean responsables.... Je je je je je je





 
Arriba