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Grog
Guest
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PARTE 1
Manejo mi Audi hacia mi departamento en Las Condes, con una cerveza Corona bien helada en mente... ¿O será un whisky Johnny Walker, que por algo trabajo? Sí, recién termina un día de trabajo, a las ocho de la tarde. Uf. Ocho horas de trabajo, alegan los comunistas... Y uno que se levanta a las seis de la mañana y llega a su casa a esta hora. Bueno, podré encender mi home theatre y ver el último Blu-Ray que llegó por Bazuca hasta el buzón de conserjería... "Buenas noches, gracias", será mi respuesta al recepcionista. Un "¿Qué tal?", quizás, con un asentimiento de cabeza que deje en claro que su vida no me importa.
Oh, mierda... Otro peatón que camina por la calle como si no pasaran autos... Te creo que crucen por las esquinas, y mirando cuando no viene nadie... Pero ahora van sin mirar, por cualquier lado y en cualquier momento... ¿Es que acaso quieren morir?
Una vieja imbécil trata de adelantarme. No la dejo, acelero y que se detenga detrás del tarado que paró su auto en medio de una pista transitadísima para dejar pasajeros. Pff. De pronto suena mi celular y me agacho a buscarlo en mi maletín de marca Di...
...
¡BAM!
¡CRASH!
...
No es posible. Un imbécil con un Audi me chocó y se me cayó la cerveza. ¿Tan difícil era ver el paso de cebra? Me levanto con la cabeza palpitando... Veo que tiene un celular junto a la oreja, mientras de su jeta burguesa le cuelga una expresión de "¿estás bien?". Mi visión se nubla por la ira. Estoy ebrio, es verdad, pero de pura rabia.
Me levanto del piso y limpio la sangre espumeante que sale de la comisura de mis labios. Con la sola fuerza de mis brazos arranco la puerta y la arrojo al piso, y luego hago lo mismo con el bastardo... Incluso protegido por el cinturón de seguridad, logro extirparlo de su cómodo asiento como una niña corta una flor, mientras en su estéreo sigue sonando un techno metrosexual.
...
¡CRACK!
...
¡Dios! ¡La cabeza de ese pobre hombre se parte como un melón entre el asfalto y las botas de ese... Skinhead! O lo que sea... Mi Puchi, mi perrito... Mi corazón... Lo saco a pasear todos los días a esta hora, y el pobre está llorando, acurrucándose como la bola de pelo lanudo que es contra mis varicosas piernas... Parece un algodón de hospital, el pobre, porque está lleno de sangre.
La bestia enorme que cometió el crimen va vestida con un oberol de trabajador y botas militares... Tiene un rostro tan plano, tan... Normal... En mil años podría intentar siquiera recordar un solo rasgo facial... Solo sé que lleva la cabeza rapada, y que su rostro es perturbadoramente normal.
Son los datos que necesito, comienzo a marcar el 133, es hora de que llegue la policía. Ojalá que bajo nuestro nuevo Presidente no pasen estas cosas, oye, por Dios.
...
¡BANG!
...
No dudo un segundo. Disparo mi revólver contra el asesino. Quizás no es el procedimiento, pero incluso siendo un policía, uno es humano. ¿Si ves a alguien matando a otro y tienes un arma, qué haces? Mmmh... Debe ser la razón por la que nosotros y los militares somos los únicos que estamos autorizados a portar armas...
La bala choca contra el pecho del homicida. Mi compañero atina a gritar "¡PÁRATE, CONCHETUMADRE!". Una bala en el pecho, yo creo que detiene a cualquiera... Pero cuando nos pregunten... ¡Oh, cuando nos pregunten! Mierda, no quiero mandar a la basura mi carrera... Sudor frío... Debo calmarme. Silencio. Las bocinas que sonaban en coro por el taco que provocó el Audi detenido se detuvieron al instante del disparo... El cuerpo del asesino rueda por el suelo... Extraño, porque un balazo no hace eso... ¡EY! ¡ESTÁ METIÉNDOSE EN LAS ALCANTARILLAS!
...
¡CLANG!
...
Dejo pegado un explosivo con C4 en la tapa de la cloaca... Mi segundo hogar. Con mis manos enguantadas en goma arranco mi máscara-dérmica y queda al descubierto mi verdadero rosto, que no es con el que nací, es el de Czogo, el resentido. La personalidad que yo inventé, y la única que nadie me impuso. Mis antiparras con visión nocturna me permiten avanzar sin dificultad entre los caudales de aguas servidas, y la "mascarilla de gas" me permite filtrar el aire eficientemente para poder salir por el canal más cercano...
Lástima, mi verdadero objetivo era la sede del comando de Piñera.
Continuará...
Manejo mi Audi hacia mi departamento en Las Condes, con una cerveza Corona bien helada en mente... ¿O será un whisky Johnny Walker, que por algo trabajo? Sí, recién termina un día de trabajo, a las ocho de la tarde. Uf. Ocho horas de trabajo, alegan los comunistas... Y uno que se levanta a las seis de la mañana y llega a su casa a esta hora. Bueno, podré encender mi home theatre y ver el último Blu-Ray que llegó por Bazuca hasta el buzón de conserjería... "Buenas noches, gracias", será mi respuesta al recepcionista. Un "¿Qué tal?", quizás, con un asentimiento de cabeza que deje en claro que su vida no me importa.
Oh, mierda... Otro peatón que camina por la calle como si no pasaran autos... Te creo que crucen por las esquinas, y mirando cuando no viene nadie... Pero ahora van sin mirar, por cualquier lado y en cualquier momento... ¿Es que acaso quieren morir?
Una vieja imbécil trata de adelantarme. No la dejo, acelero y que se detenga detrás del tarado que paró su auto en medio de una pista transitadísima para dejar pasajeros. Pff. De pronto suena mi celular y me agacho a buscarlo en mi maletín de marca Di...
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¡BAM!
¡CRASH!
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No es posible. Un imbécil con un Audi me chocó y se me cayó la cerveza. ¿Tan difícil era ver el paso de cebra? Me levanto con la cabeza palpitando... Veo que tiene un celular junto a la oreja, mientras de su jeta burguesa le cuelga una expresión de "¿estás bien?". Mi visión se nubla por la ira. Estoy ebrio, es verdad, pero de pura rabia.
Me levanto del piso y limpio la sangre espumeante que sale de la comisura de mis labios. Con la sola fuerza de mis brazos arranco la puerta y la arrojo al piso, y luego hago lo mismo con el bastardo... Incluso protegido por el cinturón de seguridad, logro extirparlo de su cómodo asiento como una niña corta una flor, mientras en su estéreo sigue sonando un techno metrosexual.
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¡CRACK!
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¡Dios! ¡La cabeza de ese pobre hombre se parte como un melón entre el asfalto y las botas de ese... Skinhead! O lo que sea... Mi Puchi, mi perrito... Mi corazón... Lo saco a pasear todos los días a esta hora, y el pobre está llorando, acurrucándose como la bola de pelo lanudo que es contra mis varicosas piernas... Parece un algodón de hospital, el pobre, porque está lleno de sangre.
La bestia enorme que cometió el crimen va vestida con un oberol de trabajador y botas militares... Tiene un rostro tan plano, tan... Normal... En mil años podría intentar siquiera recordar un solo rasgo facial... Solo sé que lleva la cabeza rapada, y que su rostro es perturbadoramente normal.
Son los datos que necesito, comienzo a marcar el 133, es hora de que llegue la policía. Ojalá que bajo nuestro nuevo Presidente no pasen estas cosas, oye, por Dios.
...
¡BANG!
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No dudo un segundo. Disparo mi revólver contra el asesino. Quizás no es el procedimiento, pero incluso siendo un policía, uno es humano. ¿Si ves a alguien matando a otro y tienes un arma, qué haces? Mmmh... Debe ser la razón por la que nosotros y los militares somos los únicos que estamos autorizados a portar armas...
La bala choca contra el pecho del homicida. Mi compañero atina a gritar "¡PÁRATE, CONCHETUMADRE!". Una bala en el pecho, yo creo que detiene a cualquiera... Pero cuando nos pregunten... ¡Oh, cuando nos pregunten! Mierda, no quiero mandar a la basura mi carrera... Sudor frío... Debo calmarme. Silencio. Las bocinas que sonaban en coro por el taco que provocó el Audi detenido se detuvieron al instante del disparo... El cuerpo del asesino rueda por el suelo... Extraño, porque un balazo no hace eso... ¡EY! ¡ESTÁ METIÉNDOSE EN LAS ALCANTARILLAS!
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¡CLANG!
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Dejo pegado un explosivo con C4 en la tapa de la cloaca... Mi segundo hogar. Con mis manos enguantadas en goma arranco mi máscara-dérmica y queda al descubierto mi verdadero rosto, que no es con el que nací, es el de Czogo, el resentido. La personalidad que yo inventé, y la única que nadie me impuso. Mis antiparras con visión nocturna me permiten avanzar sin dificultad entre los caudales de aguas servidas, y la "mascarilla de gas" me permite filtrar el aire eficientemente para poder salir por el canal más cercano...
Lástima, mi verdadero objetivo era la sede del comando de Piñera.
Continuará...