Pesadilla en el bosque.

Bennu de Laconia

Enamorado de Kassie
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Mi cuerpo acá, mi alma acompañando a Kassie..
No sé si esto califique para estar acá. Es un ejercicio de la escuela. Me enteré que había que hacerlo el día que debía presentar el borrador así que hice algo rápido y sin pensarlo mucho, unos días después cuando agarré el borrador para pasarlo me di cuenta que había escrito un plagio y decidí cambiar una parte que decía "Presa del miedo Ernesto..." por "Presa del miedo Esteban Reyes, nuestro guía,...".

La idea del ejercicio es escribir una historia usando los verbos dados conjugados (no en infinitivo), sin alterar el orden y sin agregar otros verbos. Es un buen ejercicio que ayuda a pensar y hacer buenas historias (o como en mi caso, plagiar inconscientemente a un buen escritor):silbargp5:


Pesadilla en el Bosque
Verbos: Estar, avistar, venir, pasar, preguntar, picar, prenderse, ocurrir, enjambrar, alborotar, venir, hacer, poder, deber, ser, ver, cortar, pinchar, recibir, llegar, tener, cambiar, haber, ver, madrugar, ir, pinchar, abrir, caer, ser, parecer.


Estábamos en el corazón del bosque cuando avistamos una extraña esfera luminosa en medio del cielo. Venía directamente hacia nosotros y pasó sobre nuestras cabezas a una velocidad extraordinaria. Presa del pánico Esteban Reyes, nuestro guía, preguntaba incoherencias. En mitad de esta locura algo le picó el brazo derecho. Un extraño insecto de color grisáceo, rostro temible de ojos rojos, una especie de aguijón de color negro y sin alas, pero suspendido en el aire como si se prendiera del éter.


Cosas aún más extrañas ocurrirían en esta pesadilla. Los dantescos insectos se enjambraron y esto alborotó más a las horrorizadas personas. Atraídos por los insectos, vinieron otras grotescas criaturas voladoras mayores que ellos las cuales hicieron estragos entre los enjambrados. Los singulares seres de ojos rojos no pudieron con las nuevas criaturas, semejantes a aves.


Deberíamos haber sido veloces en nuestra huída, pero aterrorizados vimos cómo una de las aves, con un rápido movimiento de sus garras, cortaba limpiamente la más gruesa rama de un árbol. Despojado de su escondite, el último de los insectos, vanamente pinchaba el aire con su agudo aguijón sin que su predador recibiese el ataque. Llegaba la noche y no teníamos ni un atisbo de idea sobre cómo cambiaríamos nuestra penosa situación. No había en nuestro poder ningún arma ni objeto similar.


¿Madrugaríamos al día siguiente o iríamos antes al otro mundo víctimas de alguna de esas infernales criaturas? Desde que un nefasto aguijón lo pichó, el brazo de Esteban se abría lentamente y de él ahora cae una sustancia negruzca sanguinolenta. Esta traumatizante pesadilla no es más que el inicio de algo mucho peor, las bizarras aves ahora parecen asustadas.
 
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