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Moneyspider_Todd
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Bueno, despues de pensarmela y repensarmela varias veces si subir o no esta historia, he aqui una aventura del más gallardo piloto de aviones en la historia del Reino Unido; subido en su nave y listo para la accion, VE Publishing y su division de escritos les invita a viajar a un pasado oculto, donde lo imposible es un hecho, y donde lo fantastico es cotidiano. Sin más preambulos:
Tobias Midnight; Master of the Skies en: ¡¡EL ATAQUE DE LOS HOMBRES MONSTRUO!!
La implacable tormenta que acechaba la ciudad de Londres no parecía ser un impedimento para Tobias Midnight, quien desafía la naturaleza otra vez en otra de sus temerarias acrobacias. Surcando el cielo en su avión caza “Ruthless Hawk” (Halcón despiadado), recorre la capital inglesa persiguiendo al maniático doctor Magnacorte y sus hombres monstruo, los cuales lo rescataron de ser electrocutado por crímenes contra la humanidad en la prisión Dovegate, de Staffordshire. Pero esto no comienza aquí, sino que hace un par de horas atrás:
Es de día en la metrópolis británica y como todos los veintidós de enero Sir Tobias Midnight realizaba otra de sus impresionantes demostraciones en vivo para la población civil, quienes vitoreaban sus impresionantes hazañas. Moviéndose con la elegancia de un cisne, su nave y el se fundían como un solo ser, destrozando cualquier record de velocidad registrado a la fecha. Pero antes de terminar su acto, una grotesca criatura alada avanzaba violentamente contra el avión de Midnight; rápidamente, el “Amo de los cielos” esquiva el impacto e intenta devolver la maniobra, logrando darle a la criatura, la que cae al mar abruptamente. Aún sorprendido por ese suceso, baja a tierra firme, donde la investigación ya había comenzado. Paul Warrance, miembro de la Sociedad de Científicos de Irlanda del Norte, es quien recibe al confundido piloto:
- Por si lo pensaste, está muerto.
- Lo supuse, y también supuse que seria un error fatal dejarlo ir habiendo civiles en el área, Irlandés. –Aún cuando esto pareciera una provocación para el científico, este solo respondió con una sonrisa maliciosa.
- Te doy esta partida, anciano; ahora sube al barco y coopera con esta porquería.- Habló Warrance, y es que ambos son amigos desde hace muchas décadas atrás. Recorriendo un gran terreno acuático, llegan al cadáver de la criatura, donde una sorpresa los espera.
- ¿Todos tiene sus mascaras antigases? Bien. Procederé a realizar las pruebas de toxinas y material nocivo que pudiese emanar este…hombre-pterodáctilo.- Dijo el científico, antes de que la panza del cadáver se abriese por si sola, revelando un proyector en su interior, de la que salió la imagen de un viejo conocido de Tobias Midnight; el doctor Magnacorte.
- ¡Saludos; policías y científicos! Saludos, Midnight.
- Así que el degenerando doctor Magnacorte aparece de nuevo; ¿Qué no te habían freído en la silla eléctrica?- Dijo Midnight.
- Arrogante como siempre, piloto; debo decir que estuve apunto de ser asesinado por su primitiva moral, pero fue entonces que mis queridos hijos fueron a mi rescate.
- ¡¡Hijos!! – Dijeron Warrance y Midnight, y ante ellos una serie de explosiones comenzaron a producirse en la ciudad. Los tripulantes del barco investigador quedaron en el más absoluto silencio. Solo se oía la risa de Magnacorte.
- Si, seres inferiores; mis queridas criaturas modificadas; ¡el siguiente peldaño en la escala del hombre definitivo! ¡Ellas me rescataron de sus prejuicios para cumplir con la venganza definitiva!- Dijo el maniaco doctor mientras los presentes en el barco se acercaban a tierra firme. Un periodista que se encontraba en la embarcación intentó, impulsado por la furia, deshacerse del cadáver, para ser atacado por miles de pequeños bichos negros, muriendo ante la impotente mirada de los dos héroes británicos.
- ¡¡HA-HA-HAH!! ¡Olvide decirles que mi retoño estaba lleno de vida! En este momento un millón de larvas de escorpiones alados saldrán de sus capullos, y solo se encontraran satisfechos cuando ustedes no sean más que masas deformes ¡Este es mi regalo de despedida, Midnight; au revoir!
Dicho esto, el proyector en la barriga del animal explotó, emanando una grotesca nube negra desde su interior, la cual atacó a los navegantes del barco. Entre la depuración, muchos saltaron hacia el mar, sin prever que la putrefacta criatura también secretó esas anomalías hacia el agua, atacándolos sin compasión. Observando esto con absoluta incredulidad, Tobias Midnight y Paul Warrance utilizaron un invento aun en desarrollo, esperando que fuese útil; sus campos de fuerza sónicos. Emitiendo descargas de sonidos consiguieron esquivar a los mortíferos engendros, y nadar hasta la superficie, para comenzar la defensa de la ciudad contra el doctor y sus amorfas creaciones.
Mientras, en un lugar de Londres, aquel vil científico disfrutaba de la destrucción de la ciudad a manos de sus “hijos”; sentado en una extraña silla, da instrucciones a su deforme lacayo:
- ¡Apresúrate, bestia espantosa; tráeme más whisky para saborear mi victoria sobre ese maldito de Midnight y su gente! Sin lugar a dudas él y ese detective científico deben haber escapado de mi trampa, pero no importa; tengo preparado algo peor para ellos. ¡Apresúrate, engendro, no tengo todo el día!
La bestia, silenciosa, solo asentía con la cabeza y regresaba al interior de aquel lugar, seguramente en busca de lo que su creador le ordenó. De apariencia de un mono con piel y ojos de lobo, este ser de piernas cortas y largos brazos había sido sometido a duras pruebas para realzar sus sentidos, además de una ultra desarrollada inteligencia, la cual disfrazaba de su dueño por temor a él. Pues Arthur Magnacorte, con su frágil y diminuto cuerpo, era capaz de atroces movimientos con el fin de lograr sus fines; ya sea contaminar un pueblo completo de África para probar la efectividad de una vacuna, o diseccionar animales vivos para analizar sus reflejos. Riendo silenciosamente, el anteriormente renombrado científico Belga desplazaba a sus criaturas por todos los sectores de la ciudad.
En su hangar privado, Midnight observaba a su equipo de ataque, los “Halcones Nocturnos”, salir en cuadrillas hacia los puntos de conflicto, mas él y Warrance debían quedarse en ese terreno para realizar otra labor; ubicar y atrapar a Magnacorte antes de que esta situación empeorara. Revisando trozos del artefacto que traía aquel monstruo en su interior, así como otras partes de este, comenzaron las pruebas, apresurados ante el correr del tiempo.
La situación en la ciudad no pintaba para nada sencilla; hombres dragón y gorilas gigantes destruían todo a su paso, dejando un sendero de destrucción fácilmente reconocible para los pilotos de Midnight; Taylor Banks, líder del escuadrón aéreo en esta operación, disparaba furiosamente desde su nave, sin poder penetrar la espesa piel del reptil humanoide. Desde las alturas, Gabrielle Powers, tenaz piloto (y única mujer del escuadrón Elite) logró sacar de balance al grotesco animal, disparando en sus ojos y hocico. El engendro, herido, caía abruptamente al piso, más la división de control de daños de los “halcones” conseguía evitarlo, lanzando rápidamente redes metálicas en todos los ganchos de ese sector. Aprovechando el que las criaturas prestaban más atención a las aeronaves que a la ciudad en si, Jonathan Midnight, líder supremo de la operación e hijo del aguerrido piloto activaba el recientemente creado plan de seguridad ciudadana ideado por su padre; en un instante, una ensordecedora bocina alertaba a la gente a esconderse en sus casas, entonces, edificios casas y parques comenzaron a descender de la superficie, dejando arriba solo escombros, cadáveres de aquellos infortunados que no alcanzaron a huir, y el pequeño ejercito particular de el “Amo de los Cielos”, quienes desde ese momento tenían terreno abierto para usar la artillería pesada. Así, desde el dirigible “Freeman SQ” comenzaron a dejar caer bombas de cerca de 100kg. Hacia los monstruos, cada vez más cerca de ser vencidos. Pero en ese momento el cielo se cubrió de negro; las anomalías tenían refuerzos.
Mientras tanto, un apresurado Midnight, acompañado por Paul Warrance y un grupo de apoyo, llegaban a una extraña isla artificial, donde el metal y la naturaleza se fundían en una sola entidad. Al acercarse a esta, una serie de hombres murciélago fueron a su encuentro, más la audacia de Midnight y las artimañas de Wallace les permitieron eludirlos e ingresar a la isla. Momentos antes, datos extraídos de la piel del mutante alterado (junto a una alucinante invención de Paul; la cual le permitía procesar datos y computar respuestas, como si de una inteligencia artificial se tratase.) permitieron localizar el centro de operaciones del maniático doctor. Ingresando a la selva que rodeaba al laboratorio, un enorme rinoceronte de metal les obligo a buscar escondite. Midnight, después de varios minutos escapando y analizando al monumental aparato, salto en su contra y, luego de luchar y ser arrastrado por un buen rato por el terreno, le colocó un invento de su propia creación; una bomba eléctrica. Sobrecargado, el rinoceronte mecánico explotó en mil pedazos, lanzando al aguerrido piloto hacia los arboles, con la suerte de que no salió lastimado, mas si inconsciente.
CONTINUARA...
Tobias Midnight; Master of the Skies en: ¡¡EL ATAQUE DE LOS HOMBRES MONSTRUO!!
La implacable tormenta que acechaba la ciudad de Londres no parecía ser un impedimento para Tobias Midnight, quien desafía la naturaleza otra vez en otra de sus temerarias acrobacias. Surcando el cielo en su avión caza “Ruthless Hawk” (Halcón despiadado), recorre la capital inglesa persiguiendo al maniático doctor Magnacorte y sus hombres monstruo, los cuales lo rescataron de ser electrocutado por crímenes contra la humanidad en la prisión Dovegate, de Staffordshire. Pero esto no comienza aquí, sino que hace un par de horas atrás:
Es de día en la metrópolis británica y como todos los veintidós de enero Sir Tobias Midnight realizaba otra de sus impresionantes demostraciones en vivo para la población civil, quienes vitoreaban sus impresionantes hazañas. Moviéndose con la elegancia de un cisne, su nave y el se fundían como un solo ser, destrozando cualquier record de velocidad registrado a la fecha. Pero antes de terminar su acto, una grotesca criatura alada avanzaba violentamente contra el avión de Midnight; rápidamente, el “Amo de los cielos” esquiva el impacto e intenta devolver la maniobra, logrando darle a la criatura, la que cae al mar abruptamente. Aún sorprendido por ese suceso, baja a tierra firme, donde la investigación ya había comenzado. Paul Warrance, miembro de la Sociedad de Científicos de Irlanda del Norte, es quien recibe al confundido piloto:
- Por si lo pensaste, está muerto.
- Lo supuse, y también supuse que seria un error fatal dejarlo ir habiendo civiles en el área, Irlandés. –Aún cuando esto pareciera una provocación para el científico, este solo respondió con una sonrisa maliciosa.
- Te doy esta partida, anciano; ahora sube al barco y coopera con esta porquería.- Habló Warrance, y es que ambos son amigos desde hace muchas décadas atrás. Recorriendo un gran terreno acuático, llegan al cadáver de la criatura, donde una sorpresa los espera.
- ¿Todos tiene sus mascaras antigases? Bien. Procederé a realizar las pruebas de toxinas y material nocivo que pudiese emanar este…hombre-pterodáctilo.- Dijo el científico, antes de que la panza del cadáver se abriese por si sola, revelando un proyector en su interior, de la que salió la imagen de un viejo conocido de Tobias Midnight; el doctor Magnacorte.
- ¡Saludos; policías y científicos! Saludos, Midnight.
- Así que el degenerando doctor Magnacorte aparece de nuevo; ¿Qué no te habían freído en la silla eléctrica?- Dijo Midnight.
- Arrogante como siempre, piloto; debo decir que estuve apunto de ser asesinado por su primitiva moral, pero fue entonces que mis queridos hijos fueron a mi rescate.
- ¡¡Hijos!! – Dijeron Warrance y Midnight, y ante ellos una serie de explosiones comenzaron a producirse en la ciudad. Los tripulantes del barco investigador quedaron en el más absoluto silencio. Solo se oía la risa de Magnacorte.
- Si, seres inferiores; mis queridas criaturas modificadas; ¡el siguiente peldaño en la escala del hombre definitivo! ¡Ellas me rescataron de sus prejuicios para cumplir con la venganza definitiva!- Dijo el maniaco doctor mientras los presentes en el barco se acercaban a tierra firme. Un periodista que se encontraba en la embarcación intentó, impulsado por la furia, deshacerse del cadáver, para ser atacado por miles de pequeños bichos negros, muriendo ante la impotente mirada de los dos héroes británicos.
- ¡¡HA-HA-HAH!! ¡Olvide decirles que mi retoño estaba lleno de vida! En este momento un millón de larvas de escorpiones alados saldrán de sus capullos, y solo se encontraran satisfechos cuando ustedes no sean más que masas deformes ¡Este es mi regalo de despedida, Midnight; au revoir!
Dicho esto, el proyector en la barriga del animal explotó, emanando una grotesca nube negra desde su interior, la cual atacó a los navegantes del barco. Entre la depuración, muchos saltaron hacia el mar, sin prever que la putrefacta criatura también secretó esas anomalías hacia el agua, atacándolos sin compasión. Observando esto con absoluta incredulidad, Tobias Midnight y Paul Warrance utilizaron un invento aun en desarrollo, esperando que fuese útil; sus campos de fuerza sónicos. Emitiendo descargas de sonidos consiguieron esquivar a los mortíferos engendros, y nadar hasta la superficie, para comenzar la defensa de la ciudad contra el doctor y sus amorfas creaciones.
Mientras, en un lugar de Londres, aquel vil científico disfrutaba de la destrucción de la ciudad a manos de sus “hijos”; sentado en una extraña silla, da instrucciones a su deforme lacayo:
- ¡Apresúrate, bestia espantosa; tráeme más whisky para saborear mi victoria sobre ese maldito de Midnight y su gente! Sin lugar a dudas él y ese detective científico deben haber escapado de mi trampa, pero no importa; tengo preparado algo peor para ellos. ¡Apresúrate, engendro, no tengo todo el día!
La bestia, silenciosa, solo asentía con la cabeza y regresaba al interior de aquel lugar, seguramente en busca de lo que su creador le ordenó. De apariencia de un mono con piel y ojos de lobo, este ser de piernas cortas y largos brazos había sido sometido a duras pruebas para realzar sus sentidos, además de una ultra desarrollada inteligencia, la cual disfrazaba de su dueño por temor a él. Pues Arthur Magnacorte, con su frágil y diminuto cuerpo, era capaz de atroces movimientos con el fin de lograr sus fines; ya sea contaminar un pueblo completo de África para probar la efectividad de una vacuna, o diseccionar animales vivos para analizar sus reflejos. Riendo silenciosamente, el anteriormente renombrado científico Belga desplazaba a sus criaturas por todos los sectores de la ciudad.
En su hangar privado, Midnight observaba a su equipo de ataque, los “Halcones Nocturnos”, salir en cuadrillas hacia los puntos de conflicto, mas él y Warrance debían quedarse en ese terreno para realizar otra labor; ubicar y atrapar a Magnacorte antes de que esta situación empeorara. Revisando trozos del artefacto que traía aquel monstruo en su interior, así como otras partes de este, comenzaron las pruebas, apresurados ante el correr del tiempo.
La situación en la ciudad no pintaba para nada sencilla; hombres dragón y gorilas gigantes destruían todo a su paso, dejando un sendero de destrucción fácilmente reconocible para los pilotos de Midnight; Taylor Banks, líder del escuadrón aéreo en esta operación, disparaba furiosamente desde su nave, sin poder penetrar la espesa piel del reptil humanoide. Desde las alturas, Gabrielle Powers, tenaz piloto (y única mujer del escuadrón Elite) logró sacar de balance al grotesco animal, disparando en sus ojos y hocico. El engendro, herido, caía abruptamente al piso, más la división de control de daños de los “halcones” conseguía evitarlo, lanzando rápidamente redes metálicas en todos los ganchos de ese sector. Aprovechando el que las criaturas prestaban más atención a las aeronaves que a la ciudad en si, Jonathan Midnight, líder supremo de la operación e hijo del aguerrido piloto activaba el recientemente creado plan de seguridad ciudadana ideado por su padre; en un instante, una ensordecedora bocina alertaba a la gente a esconderse en sus casas, entonces, edificios casas y parques comenzaron a descender de la superficie, dejando arriba solo escombros, cadáveres de aquellos infortunados que no alcanzaron a huir, y el pequeño ejercito particular de el “Amo de los Cielos”, quienes desde ese momento tenían terreno abierto para usar la artillería pesada. Así, desde el dirigible “Freeman SQ” comenzaron a dejar caer bombas de cerca de 100kg. Hacia los monstruos, cada vez más cerca de ser vencidos. Pero en ese momento el cielo se cubrió de negro; las anomalías tenían refuerzos.
Mientras tanto, un apresurado Midnight, acompañado por Paul Warrance y un grupo de apoyo, llegaban a una extraña isla artificial, donde el metal y la naturaleza se fundían en una sola entidad. Al acercarse a esta, una serie de hombres murciélago fueron a su encuentro, más la audacia de Midnight y las artimañas de Wallace les permitieron eludirlos e ingresar a la isla. Momentos antes, datos extraídos de la piel del mutante alterado (junto a una alucinante invención de Paul; la cual le permitía procesar datos y computar respuestas, como si de una inteligencia artificial se tratase.) permitieron localizar el centro de operaciones del maniático doctor. Ingresando a la selva que rodeaba al laboratorio, un enorme rinoceronte de metal les obligo a buscar escondite. Midnight, después de varios minutos escapando y analizando al monumental aparato, salto en su contra y, luego de luchar y ser arrastrado por un buen rato por el terreno, le colocó un invento de su propia creación; una bomba eléctrica. Sobrecargado, el rinoceronte mecánico explotó en mil pedazos, lanzando al aguerrido piloto hacia los arboles, con la suerte de que no salió lastimado, mas si inconsciente.
CONTINUARA...