Hola, amigos noveneros
Soy un "escritor" y "guionista" wannabe XD, y hoy quiero compartir con ustedes un cuento escrito por mi, particularmente me gusta mucho...
ademas esta super cortito, asi que espero que no les de pereza leerlo
bueno, sin mas, aqui se los dejo; sientanse libres de critirarlo y darme sus comentarios para ayudarme a mejorar
Solo con lo inenarrable
La criatura era una blasfemia reptante, no había mejor manera de definirla.
Pues, ¿cómo podría cualquier dios por más torcido que pudiera ser, crear algo así?
Si dios había creado al hombre a su imagen y semejanza, este ser era lo radicalmente opuesto.
Definitivamente era una bestia que no encajaba con ninguna otra cosa de la creación, como si no perteneciera a esta realidad.
La idea de que dicha criatura pudiera haber salido de la imaginación de alguien (divinidad o no) era perturbadora también, y era lo que más me asustaba, pues nadie más que yo parecía percibirla.
Era repulsiva en todo aspecto, su olor, el sonido que hacía, la forma en que se movía… su sola vista perturbaría a cualquiera; una vez traté de tocarla, tragándome todos mis miedos, en un ataque de locura inducido por la presencia de aquella cosa. Nunca había tocado algo así; todo mi cuerpo se estremeció como nunca antes, y vomité ahí mismo.
También olía de una manera fétida. En este punto, debo agradecer la limitación que tiene el ser humano a solo cinco sentidos, pues estoy seguro que, de tener más, estos otros sentidos percibirían también a la criatura como algo nefasto y blasfemo al orden natural de las cosas.
Es una cosa tan informe que cuesta creer que exista, aún cuando puedo verla. No soy capaz siquiera de describirla en un dibujo, mucho menos en palabras. Tiene formas que no sabía que podían existir, y es de un color que nunca antes había visto.
El sonido que hace es ignoto, no existe sonido natural o artificial que pueda compararse con el que aquella cosa genera.
Si no fuera por dicho ruido, y por que le veo moverse, dudaría que pudiera ser algo vivo. Tan solo imaginarme una existencia como aquella, me resulta doloroso.
Traté de matar a la bestia con una pistola. La bala se hundió en la masa informe, pero no pareció afectar en lo más mínimo al objetivo.
Luego de unas semanas con aquella cosa tras de mí, no pude más, y deje atrás mi miedo a comentarlo; era un miedo menor al que le tenía a la criatura.
Fui con doctores de todo tipo a contarles mi problema, pero todos me decían lo mismo, que eran problemas de nervios, me recetaban medicamentos, me decían que me tranquilizará y que pasaría pronto.
Obviamente no ocurrió eso. Mi caso les intrigaba y preocupaba, y estaban considerando la idea de encerrarme en un psiquiátrico.
Aquella idea no me habría molestado, de estar seguro que la criatura no compartiría mi encierro, pero ya antes había intentado encerrarme en los lugares más pequeños y mejor protegidos, y aquello siempre lograba colarse para estar cerca de mí.
En un principio, solo había estado ahí, donde pudiera verle, pero con el paso de los días, se había ido acercando más.
Los últimos días, casi parecía que estaba decidida a echárseme encima, y yo huía aterrado de todos lados, sin poder descansar. En este punto, los doctores decidieron que había que encerrarme. Luego de un largo día de estar huyendo de mi antinatural perseguidor, me refugié debajo de un puente, en medio de la lluvia.
Sin embargo, aún ahí escuchaba el característico sonido emitido por la criatura, y estaba cada vez más cerca. Fue ahí que lo que me quedaba de cordura ya no me importó, e hice lo que tenía que hacer.
Hoy en día estoy encerrado en un hospital psiquiátrico, en una habitación acolchada, tal como lo había predicho. Y la criatura está conmigo, eso seguro, está a mi lado, creo, pero realmente no importa.
Debajo de ese puente, mi último acto de libertad fue ejecutado.
Me saqué los ojos con la misma navaja que me enterré en los oídos y me corté la lengua y la nariz; siempre la llevaba conmigo y aquella vez pudo serme de utilidad. También intenté arrancarme la piel usando la misma navaja, pero me detuvieron antes de lograrlo los hombres de blanco que llegaron en pos de mí.
Y aquí estoy, sin vista, oído, olfato o gusto, y sintiendo solo la apretada camisa de fuerza contra mi piel, convencido de que la criatura sigue a mi lado, pero convencido también de que no importa, por que ya no puedo percibirla.
O eso pensaba hasta hoy. Como dije, de tener otros sentidos el ser humano, la criatura sería nefasta a estos también. Fui un tonto al creer que yo estaba limitado a cinco sentidos. No es locura lo que me permite ver a la bestia, es otro sentido que el resto de la humanidad, por su bienestar y suerte, tiene dormido e inactivo. Al principio, mi táctica de auto lisiarme funcionó, pero como pasa, cuando uno pierde un sentido, otros se agudizan.
Y ahora, este sentido desconocido, se ha desarrollado hasta el punto de permitirme ver, oír, oler y degustar dentro de la oscuridad, solamente a la criatura que sigue rondándome, y ya no tengo a donde escapar.
Soy un "escritor" y "guionista" wannabe XD, y hoy quiero compartir con ustedes un cuento escrito por mi, particularmente me gusta mucho...
ademas esta super cortito, asi que espero que no les de pereza leerlo
bueno, sin mas, aqui se los dejo; sientanse libres de critirarlo y darme sus comentarios para ayudarme a mejorar
Solo con lo inenarrable
La criatura era una blasfemia reptante, no había mejor manera de definirla.
Pues, ¿cómo podría cualquier dios por más torcido que pudiera ser, crear algo así?
Si dios había creado al hombre a su imagen y semejanza, este ser era lo radicalmente opuesto.
Definitivamente era una bestia que no encajaba con ninguna otra cosa de la creación, como si no perteneciera a esta realidad.
La idea de que dicha criatura pudiera haber salido de la imaginación de alguien (divinidad o no) era perturbadora también, y era lo que más me asustaba, pues nadie más que yo parecía percibirla.
Era repulsiva en todo aspecto, su olor, el sonido que hacía, la forma en que se movía… su sola vista perturbaría a cualquiera; una vez traté de tocarla, tragándome todos mis miedos, en un ataque de locura inducido por la presencia de aquella cosa. Nunca había tocado algo así; todo mi cuerpo se estremeció como nunca antes, y vomité ahí mismo.
También olía de una manera fétida. En este punto, debo agradecer la limitación que tiene el ser humano a solo cinco sentidos, pues estoy seguro que, de tener más, estos otros sentidos percibirían también a la criatura como algo nefasto y blasfemo al orden natural de las cosas.
Es una cosa tan informe que cuesta creer que exista, aún cuando puedo verla. No soy capaz siquiera de describirla en un dibujo, mucho menos en palabras. Tiene formas que no sabía que podían existir, y es de un color que nunca antes había visto.
El sonido que hace es ignoto, no existe sonido natural o artificial que pueda compararse con el que aquella cosa genera.
Si no fuera por dicho ruido, y por que le veo moverse, dudaría que pudiera ser algo vivo. Tan solo imaginarme una existencia como aquella, me resulta doloroso.
Traté de matar a la bestia con una pistola. La bala se hundió en la masa informe, pero no pareció afectar en lo más mínimo al objetivo.
Luego de unas semanas con aquella cosa tras de mí, no pude más, y deje atrás mi miedo a comentarlo; era un miedo menor al que le tenía a la criatura.
Fui con doctores de todo tipo a contarles mi problema, pero todos me decían lo mismo, que eran problemas de nervios, me recetaban medicamentos, me decían que me tranquilizará y que pasaría pronto.
Obviamente no ocurrió eso. Mi caso les intrigaba y preocupaba, y estaban considerando la idea de encerrarme en un psiquiátrico.
Aquella idea no me habría molestado, de estar seguro que la criatura no compartiría mi encierro, pero ya antes había intentado encerrarme en los lugares más pequeños y mejor protegidos, y aquello siempre lograba colarse para estar cerca de mí.
En un principio, solo había estado ahí, donde pudiera verle, pero con el paso de los días, se había ido acercando más.
Los últimos días, casi parecía que estaba decidida a echárseme encima, y yo huía aterrado de todos lados, sin poder descansar. En este punto, los doctores decidieron que había que encerrarme. Luego de un largo día de estar huyendo de mi antinatural perseguidor, me refugié debajo de un puente, en medio de la lluvia.
Sin embargo, aún ahí escuchaba el característico sonido emitido por la criatura, y estaba cada vez más cerca. Fue ahí que lo que me quedaba de cordura ya no me importó, e hice lo que tenía que hacer.
Hoy en día estoy encerrado en un hospital psiquiátrico, en una habitación acolchada, tal como lo había predicho. Y la criatura está conmigo, eso seguro, está a mi lado, creo, pero realmente no importa.
Debajo de ese puente, mi último acto de libertad fue ejecutado.
Me saqué los ojos con la misma navaja que me enterré en los oídos y me corté la lengua y la nariz; siempre la llevaba conmigo y aquella vez pudo serme de utilidad. También intenté arrancarme la piel usando la misma navaja, pero me detuvieron antes de lograrlo los hombres de blanco que llegaron en pos de mí.
Y aquí estoy, sin vista, oído, olfato o gusto, y sintiendo solo la apretada camisa de fuerza contra mi piel, convencido de que la criatura sigue a mi lado, pero convencido también de que no importa, por que ya no puedo percibirla.
O eso pensaba hasta hoy. Como dije, de tener otros sentidos el ser humano, la criatura sería nefasta a estos también. Fui un tonto al creer que yo estaba limitado a cinco sentidos. No es locura lo que me permite ver a la bestia, es otro sentido que el resto de la humanidad, por su bienestar y suerte, tiene dormido e inactivo. Al principio, mi táctica de auto lisiarme funcionó, pero como pasa, cuando uno pierde un sentido, otros se agudizan.
Y ahora, este sentido desconocido, se ha desarrollado hasta el punto de permitirme ver, oír, oler y degustar dentro de la oscuridad, solamente a la criatura que sigue rondándome, y ya no tengo a donde escapar.