Bien esto será algo casi terapeutico; escribiré inventando de momento, asi que desde ya mis disculpas por los problemas de redaccion que tendré (aunque como buen tema mio, dudo que tenga muchas visitas ) Quien sabe, quisá lo edite, quisá no....
Demonios de piel Blanca y cabellos de fuego
El frio cala hondo en mis huesos, el viento golpea mi rostro con furia, la nive intenta sepultarme, tierra entera parece decirme que me detenga pero no puedo. Han pasado ya tres dias, desde que empecé a seguirlos, esos malditos demonios de piel blanca y cabellos de fuego. Llegan de la nada, montando sus caballos y trallendo consigo una sinfonia de perdición. A su paso suena un estruendo, sus aullidos ensordecen a la gente y el miedo se apodera de los pobladores. Aun recuerdo la primera vez que los combati, feroces como ningun oponente, implacables, solo la muerte parecía detenerlos. Fue una pesadilla, aquellos que sobrevivimos no olvidaremos nunca el horror que traen esos demonios consigo.
No les importó nada, solo derramaban la sangre de lo que encontraban a su paso, no se les podia detener, eran un grupo reducido y aunque nunguno de ellos volvió a ver un amanecer, la aldea quedó devastada. Esa es la escoria que persigo, ciertamente son mas demonios que hombres.
Puedo olerlos, cada dia que pasa me acerco mas a ellos, puedo oler su peste impregnada en la nieve, viajan lento, son demasiado arrogantes como para esperar que los sigan, o quizá esperan que lo hagan, parecen disfrutar con la batalla, el derramamiento de sangre los divierte, ya sea propia o enemiga. La fortuna me sonrie por primera vez, los bastardos estan cerca, hay huellas, dos caballos y cuatro hombres, acamparán al acabar la noche. Mi corazón late con fuerza al tiempo que me acerco a mi meta, y mi cabeza comienza a recordar el comienzo de esta cacería.
Aun me pregunto que hizo que los dioses me odiaran tanto, volvíamos de una guerra, con el espiritu en el suelo y los brazos cansados anhelando el calor de una hoguera y el olor a carne de venado cocinandose, lo que encontramos fue el infierno. Sentimos el calor del fuego, pero no habia hoguera, nuestro hogar ardia en llamas. Los gritos de las mujeres desgarraban los oidos, fueron rápidos implacables, los pocos hombres que habían calleron en minutos, su sangre baño la tierra y eso enardeció a los demonios. Fue una matanza para cuando llegamos quedaba poco y nada. El choque de aceros no se hizo esperar, pero estabamos cansados y muchos estabamos heridos, y aunque los superabamos en numero su ferocidad poco a poco se imponia a nuestro diezmado espíritu. Dentellada de aceros era un esfuerzo inhumano, el demonio que enfrentaba movió su hacha con una fuerza que no pertenecía a este mundo, el golpe me derribo y estuve apunto de soltar mi espada, el demonio me tenía pero en el instante en que pudo darme el golpe final, sonó un cuerno de batalla y se detuvo, escupió algo en su idioma que debió ser una maldición. Con las fuerzas que me quedaban lo derribe lo despojé de su arma y me preparé a atravezarle la garganta con la mia, lo maldije a el y a su raza al tiempo que lo mandaba al infierno. Levante la vista mientras desenterraba mi espada y entendí todo. Los demonios de piel blanca y cabello de fuego corrían a las colinas nevadas. Eran solo una distracción, pude ver su cabello negro entre el rojo de los demonios y el blanco de la nieve. Venian por las mujeres. Se habian llevado a Ezina. Mi mundo se tiñó de rojo, corrí tan rapido como pude tratando de alcanzarlos, se dieron cuenta de mi, y uno de ellos salió a encontrarme. Lo enfrenté como pude, azote mi espada contra su escudo con el mismo frenesí con el que ellos asediaban nuestros hogares. Y entonces la oí, un grito que me desgarraba el alma, Ezina suplicaba por ayuda senti un golpe en la cabeza y todo se volvió negro.
Desperté a la mañana siguiente, desorientado. Me contaron como fue, el demonio me golpeó la cabeza con su escudo, pero al ver a los demás guerreros acercarse me dejó en la nieve y se renunió con el grupo. Se separaron en pequeños grupos, media docena de hombres por cada mujer prisionera. partieron en direcciones distintas. Nadie trató de seguirlos.
Rugi furioso, y me puse de pie, trataron de detenerme, pero estaba decidido, exigí que me indicaran en que direccion se habian llevado a Ezina y comencé esta busqueda. al parecer la pista era buena, la segunda mañana de mi busqueda encontre rastros de un campamento, y cerca de lo que habia sido una fogata encontre el collar de Ezina, la segunda noche me obligó a detenerme,el caballo se habia herido y tuve que sacrificarlo, el sueño fue esquivo y corto, y no hubo mas que desgracias, la tormenta comenzó a rugir y no se detuvo, no tenia huellas que seguir, los restos de sus descansos eran su unico rastro. Pero esto acaba ahora, por fin la fortuna me sonrie denuevo y no dejaré pasar esta oportunidad, con cada paso mi corazón golpea mi pecho con anticipación, mi respiración se agita al desenvainar mi espada. Me aferro a ella y continuo cauteloso, Ahi están, puedo verlos, y ahi está ella, amarrada junto a la hoguera, tiene marcas de golpes en sus brazos, y heridas en su cara, sus ropas rasgadas, su cabello enmarañado. Algo en mi me empuja a Abalanzarme sobre ellos, pero me contengo, son seis hombres, guerreros fieros todos, tengo que esperar mi oportunidad. Espero a que se duerman, toman turnos, siempre uno de ellos se mantiene despierto y otro vigila a la prisionera.
Uno lejos del otro para no poder ser tomados por sorpresa, maldigo a los dioses, por mi suerte. Y ellos contestan, Ezina ahoga un grito de terror. Y el que hace guardia desvia su atencion y se acerca a ellos, el demonio que vigila a Ezina desgarraba sus ropas, mientras ella forcejeaba desesperada, es mi oportunidad, sin hacer ruido como un animal que acecha su presa me acerco. cuando estan a mi alcance piso fuerte ellos me escuchan, pero ya es tarde, con solo un movimiento los decapito a ambos, Ezina no pronuncia palabra, con los ojos muy abiertos me observa asustada. Quiero sonreirle, me muero por confortarla, pero me niego a hacerlo, mi vista pasa a los demonios, no tengo piedad, mi espada atravieza la garganta del tercero, y dibujando un circulo acabo con el cuarto, pero mi suerte acaba ahí, la matanza despierta a los Demonios durmientes, quienes sin demora toman sus armas, y se abalanzan sobre mi. Sus alaridos dan paso a feroces goples, los aceros chocan y comienzo a perder terreno, estoy cansado y hambriento, aguanto como puedo sus embates, pero derrotarlos parece imposible, mi rodilla toca el suelo. Aqui acabo todo, uno de ellos sonrie victorioso mientras el otro, abre los ojos todo lo que puede ¿sorpresa? ¿Miedo? Veo la punta de una daga en su garganta, y el demonio cae de rodillas, tras el, Ezina, daga en mano temblando de miedo, su compañero la mira, no tendré una oportunidad mejor, con lo que me queda de fuerzas dirijo mi espada al demonio le atraviezo el estomago. Siento su sangre escurrir por mi espada, mientras me insulta con su ultimo aliento. Ya no importa, ya nada importa. Ezina me mira con la misma expresión de terror con la que la encontré me acerco a ella y comienza a sollozar, la abrazo para confortarla, ella se aferra a mi, con todas sus fuerzas, entierra sus uñas en mi espalda. Me separo un poco de ella, para preparar el caballo y grita asustada, "No, No me dejes sola" Sigue aterrada, la cubro con mi capucha de piel y sin mediar palabras la subo a uno de los caballos de los demonios. Yo mismo subo tras ella, la sujeto con un brazo mientras tomo las riendas con el otro. le beso la nuca y le susurro, "Nunca más te alejarás de mi, te lo prometo, seras parte de mi y yo de ti, de hoy en más somos uno" ella me abraza y se acurruca en mi pecho "¿A donde vamos?" pregunta ella, sabiendo que de la aldea no queda nada "Lejos de este infierno helado, lejos del mundo y cerca de ti" Y sin más nos adentramos en el bosque, sin rumbo fijo.
A forjar nuestro destino, no se que tengan planeado los dioses para nosotros, pero lo que sea, para bien o para mal me encontrará junto a ella.
Fin....
o eso creo
El frio cala hondo en mis huesos, el viento golpea mi rostro con furia, la nive intenta sepultarme, tierra entera parece decirme que me detenga pero no puedo. Han pasado ya tres dias, desde que empecé a seguirlos, esos malditos demonios de piel blanca y cabellos de fuego. Llegan de la nada, montando sus caballos y trallendo consigo una sinfonia de perdición. A su paso suena un estruendo, sus aullidos ensordecen a la gente y el miedo se apodera de los pobladores. Aun recuerdo la primera vez que los combati, feroces como ningun oponente, implacables, solo la muerte parecía detenerlos. Fue una pesadilla, aquellos que sobrevivimos no olvidaremos nunca el horror que traen esos demonios consigo.
No les importó nada, solo derramaban la sangre de lo que encontraban a su paso, no se les podia detener, eran un grupo reducido y aunque nunguno de ellos volvió a ver un amanecer, la aldea quedó devastada. Esa es la escoria que persigo, ciertamente son mas demonios que hombres.
Puedo olerlos, cada dia que pasa me acerco mas a ellos, puedo oler su peste impregnada en la nieve, viajan lento, son demasiado arrogantes como para esperar que los sigan, o quizá esperan que lo hagan, parecen disfrutar con la batalla, el derramamiento de sangre los divierte, ya sea propia o enemiga. La fortuna me sonrie por primera vez, los bastardos estan cerca, hay huellas, dos caballos y cuatro hombres, acamparán al acabar la noche. Mi corazón late con fuerza al tiempo que me acerco a mi meta, y mi cabeza comienza a recordar el comienzo de esta cacería.
Aun me pregunto que hizo que los dioses me odiaran tanto, volvíamos de una guerra, con el espiritu en el suelo y los brazos cansados anhelando el calor de una hoguera y el olor a carne de venado cocinandose, lo que encontramos fue el infierno. Sentimos el calor del fuego, pero no habia hoguera, nuestro hogar ardia en llamas. Los gritos de las mujeres desgarraban los oidos, fueron rápidos implacables, los pocos hombres que habían calleron en minutos, su sangre baño la tierra y eso enardeció a los demonios. Fue una matanza para cuando llegamos quedaba poco y nada. El choque de aceros no se hizo esperar, pero estabamos cansados y muchos estabamos heridos, y aunque los superabamos en numero su ferocidad poco a poco se imponia a nuestro diezmado espíritu. Dentellada de aceros era un esfuerzo inhumano, el demonio que enfrentaba movió su hacha con una fuerza que no pertenecía a este mundo, el golpe me derribo y estuve apunto de soltar mi espada, el demonio me tenía pero en el instante en que pudo darme el golpe final, sonó un cuerno de batalla y se detuvo, escupió algo en su idioma que debió ser una maldición. Con las fuerzas que me quedaban lo derribe lo despojé de su arma y me preparé a atravezarle la garganta con la mia, lo maldije a el y a su raza al tiempo que lo mandaba al infierno. Levante la vista mientras desenterraba mi espada y entendí todo. Los demonios de piel blanca y cabello de fuego corrían a las colinas nevadas. Eran solo una distracción, pude ver su cabello negro entre el rojo de los demonios y el blanco de la nieve. Venian por las mujeres. Se habian llevado a Ezina. Mi mundo se tiñó de rojo, corrí tan rapido como pude tratando de alcanzarlos, se dieron cuenta de mi, y uno de ellos salió a encontrarme. Lo enfrenté como pude, azote mi espada contra su escudo con el mismo frenesí con el que ellos asediaban nuestros hogares. Y entonces la oí, un grito que me desgarraba el alma, Ezina suplicaba por ayuda senti un golpe en la cabeza y todo se volvió negro.
Desperté a la mañana siguiente, desorientado. Me contaron como fue, el demonio me golpeó la cabeza con su escudo, pero al ver a los demás guerreros acercarse me dejó en la nieve y se renunió con el grupo. Se separaron en pequeños grupos, media docena de hombres por cada mujer prisionera. partieron en direcciones distintas. Nadie trató de seguirlos.
Rugi furioso, y me puse de pie, trataron de detenerme, pero estaba decidido, exigí que me indicaran en que direccion se habian llevado a Ezina y comencé esta busqueda. al parecer la pista era buena, la segunda mañana de mi busqueda encontre rastros de un campamento, y cerca de lo que habia sido una fogata encontre el collar de Ezina, la segunda noche me obligó a detenerme,el caballo se habia herido y tuve que sacrificarlo, el sueño fue esquivo y corto, y no hubo mas que desgracias, la tormenta comenzó a rugir y no se detuvo, no tenia huellas que seguir, los restos de sus descansos eran su unico rastro. Pero esto acaba ahora, por fin la fortuna me sonrie denuevo y no dejaré pasar esta oportunidad, con cada paso mi corazón golpea mi pecho con anticipación, mi respiración se agita al desenvainar mi espada. Me aferro a ella y continuo cauteloso, Ahi están, puedo verlos, y ahi está ella, amarrada junto a la hoguera, tiene marcas de golpes en sus brazos, y heridas en su cara, sus ropas rasgadas, su cabello enmarañado. Algo en mi me empuja a Abalanzarme sobre ellos, pero me contengo, son seis hombres, guerreros fieros todos, tengo que esperar mi oportunidad. Espero a que se duerman, toman turnos, siempre uno de ellos se mantiene despierto y otro vigila a la prisionera.
Uno lejos del otro para no poder ser tomados por sorpresa, maldigo a los dioses, por mi suerte. Y ellos contestan, Ezina ahoga un grito de terror. Y el que hace guardia desvia su atencion y se acerca a ellos, el demonio que vigila a Ezina desgarraba sus ropas, mientras ella forcejeaba desesperada, es mi oportunidad, sin hacer ruido como un animal que acecha su presa me acerco. cuando estan a mi alcance piso fuerte ellos me escuchan, pero ya es tarde, con solo un movimiento los decapito a ambos, Ezina no pronuncia palabra, con los ojos muy abiertos me observa asustada. Quiero sonreirle, me muero por confortarla, pero me niego a hacerlo, mi vista pasa a los demonios, no tengo piedad, mi espada atravieza la garganta del tercero, y dibujando un circulo acabo con el cuarto, pero mi suerte acaba ahí, la matanza despierta a los Demonios durmientes, quienes sin demora toman sus armas, y se abalanzan sobre mi. Sus alaridos dan paso a feroces goples, los aceros chocan y comienzo a perder terreno, estoy cansado y hambriento, aguanto como puedo sus embates, pero derrotarlos parece imposible, mi rodilla toca el suelo. Aqui acabo todo, uno de ellos sonrie victorioso mientras el otro, abre los ojos todo lo que puede ¿sorpresa? ¿Miedo? Veo la punta de una daga en su garganta, y el demonio cae de rodillas, tras el, Ezina, daga en mano temblando de miedo, su compañero la mira, no tendré una oportunidad mejor, con lo que me queda de fuerzas dirijo mi espada al demonio le atraviezo el estomago. Siento su sangre escurrir por mi espada, mientras me insulta con su ultimo aliento. Ya no importa, ya nada importa. Ezina me mira con la misma expresión de terror con la que la encontré me acerco a ella y comienza a sollozar, la abrazo para confortarla, ella se aferra a mi, con todas sus fuerzas, entierra sus uñas en mi espalda. Me separo un poco de ella, para preparar el caballo y grita asustada, "No, No me dejes sola" Sigue aterrada, la cubro con mi capucha de piel y sin mediar palabras la subo a uno de los caballos de los demonios. Yo mismo subo tras ella, la sujeto con un brazo mientras tomo las riendas con el otro. le beso la nuca y le susurro, "Nunca más te alejarás de mi, te lo prometo, seras parte de mi y yo de ti, de hoy en más somos uno" ella me abraza y se acurruca en mi pecho "¿A donde vamos?" pregunta ella, sabiendo que de la aldea no queda nada "Lejos de este infierno helado, lejos del mundo y cerca de ti" Y sin más nos adentramos en el bosque, sin rumbo fijo.
A forjar nuestro destino, no se que tengan planeado los dioses para nosotros, pero lo que sea, para bien o para mal me encontrará junto a ella.
Fin....
o eso creo