Sobre ruedas.

V-King

Judge V
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Coming Soon


Del creador de las melosidades más empalagosas que la novena ha visto, llega a sus monitores, el ultimo proyecto de un romantico incurable que espera no ser empalagoso esta vez.


Sobre Ruedas
La historia del Ale y la Cata

Esta es una historia que empecé a escribir para un concurso, al que luego decidí no entrar (¬¬ me pusieron un tema que detesto ¬¬). Pero como la tengo bastante avanzada (a mano) decidí que al menos podría ver la luz acá.

Una historia de tragedia y superación, de una pareja que tendrá que volverse a prueba de todo, y que comprueba, que aún de sueños rotos puede vivir el alma.


Si tengo tiempo dentro de la semana hago las fichas de los protagonistas, que luego actualizaré-mucho tiempo después- con bocetos que usé para crearlos.
 

V-King

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Respuesta: Sobre ruedas.

Sobre Ruedas
"La Cata y el Ale"


El 15 de Junio

Aun en la madrugada la Tormenta no había aminorado, el furioso Azote de los vientos resonaba con una lúgubre melodía, que era silenciada por el rabioso e incesante golpeteo de las gotas de lluvia que azotaban el techo. Difícil que aquel diluvio pasase inadvertido, difícil, pero no imposible. Nada de ello le importaba al Ale, ni el frio que calaba sus huesos ni el hecho de que le costase respirar. Tenía la mirada perdida y la mente en otro lugar, en otro tiempo, armando el rompecabezas en que se había convertido su vida sin lograr ordenarlo.

Fue un día triste como ningún otro que recuerde, el sentimiento era abrumador, había sido aplastado y aun no lograba asimilarlo todo, aquello era demasiado para soportarlo. Pasó por todo lo que podía pasar alguien, lloró como una magdalena, quiso romperlo todo, le declaró la guerra al mundo y maldijo a Dios. Y lo que más le mortificara, es que nada de eso, nada de lo que el hiciera seria de utilidad. La cruda verdad era que no le podía devolver a Catalina su eterna sonrisa. Revivía una y otra vez el hecho.

Habían salido, después de verse poco y nada. La universidad se había tragado su tiempo libre, y por lógica sus tardes juntos. Los estudios habían logrado lo que nadie creyó posible. Alejar a Alejandro y a Catalina, los vecinos se conocía desde los seis años, y desde los doce que se iban juntos a la escuela y no pararon hasta el Liceo.
Luego llegó a U. El entro a estudiar Arquitectura y ella becada por Natación a estudiar pedagogía, misma universidad distintas facultades, parecía que no cambiaría mucho, pero ese fue solo el principio, con el pasar del tiempo las entregas de él y los entrenamientos de ella fueron consumiéndolos hasta que solo se encontraban ocasionalmente y por casualidad. Pero eso no arruinaría su 15 de junio.
El 15 de Junio era una fecha muy importante para la Cata y el Ale, era lo más parecido a un aniversario que tenían, era el punto medio entre sus cumpleaños y aunque fue una ridícula idea infantil la tradición aguantó el paso de los años. El Ale un recuerda perfectamente el momento en que empezó, fue idea de la Cata, quien de la nada saltó diciendo: " Nunca puedo estar contigo pa' tu cumple " quejándose algo molesta "Así que nos vamos a inventar un cumpleaños" el Ale la miró sin saber si hablaba en serio o estaba jugando. " Cada 15 de Junio lo vai a pasar conmigo " explicó "va a ser nuestro cumpleaños tuyo y mío y de nadie más " Sentenció firme y al ale no le quedó más que aceptar ante la definitiva sonrisa de la Cata. Tenían 10 años cuando lo "acordaron" y sagradamente habían cumplido durante 11 años hasta la fecha, que no sería la excepción. Ambos cancelaron todo lo que tenían para ese día, es más ni siquiera se permitieron planear algo incluso faltaron a todas sus clases.

Temprano en la mañana el Ale pasó a buscar a la Cata y se la llevó a pasear. Nada que no hubieran hecho antes, la mañana era del Ale.
Fueron a ver una película a tomar helados y vagar sin rumbo fijo mientras comentaban la película, el almuerzo en el restaurant más caro de la ciudad era de ambos y parecían toda una pareja el uno siempre cerca del otro bromeando y riendo como si no hubiera nadie más en el mundo. La tarde y la Noche, eran de la Cata, luego de arrastrarlo por cuanta tienda se le ocurrió y hacerle uno que otro desfile en el que se probaba ropa, fueron a bailar, para el Ale era un suplicio, más que ir por las tiendas, solo le consentía el salir a bailar cuando le rogaba y aun así era poco probable. El "cumpleaños" era una excepción a toda regla. Y la Cata lo aprovechaba minuto a minuto, a las 5 de la mañana recién se había cansado, estaban rendidos, más bien el Ale lo estaba, el atlético cuerpo de la Cata rebosaba de energía y saltaba de un lado al otro mientras esperaban al taxi, arrastraba al Ale con ella en sus movimientos por el puro gusto de molestarlo. Lo había pasado de maravilla y esa era su retorcida forma de demostrárselo.

La fortuna por desgracia es caprichosa y tenía planes distintos para esos dos.
Uno de los tantos borrachos que salía de la disco cruzó la calle cuando no debía, justo cuando venia un auto, este le hizo el quite y lo esquivó, pero la temeraria maniobra le hizo perder el control del vehículo.
Inmóvil como un conejo encandilado, Alejandro vio como el auto se salía del camino. Sintió que le apretaban fuerte la mano con una fuerza tremenda, incapaz de reaccionar fue testigo de cómo el Auto golpeó el cuerpo de Catalina, en su mente grabados en piedra quedaron aquel momento y los sonidos primero de huesos rotos y segundo el desgarrador aullido de dolor de Catalina justo antes de perder la conciencia. Se quedó en Shock durante horas, no se movió ni soltó la mano de Catalina, no dijo palabra alguna y no reaccionó salvo la primitiva convicción de evitar a toda costa de que se acercaran a la cata o la separaran de él. No fue hasta que los paramédicos llegaron que la soltó, como Zombi sin darse cuenta de que corrían lagrimas por sus ojos, la acompañó en la ambulancia y como Zombi se quedó en la sala de espera mientras operaban a la Cata. No pegó un ojo a pesar de estar rendido, el se quedaría ahí hasta que la cata saliera no importaría que le dijeran, ignoró olímpicamente a los padres de Catalina y a los suyos propios y no se paró si no hasta que vio salir al doctor.
Hasta que empezó el verdadero martirio, inexpresivo y frio el médico aclaró que no corría riesgo vital, dando paso a un suspiro de alivio general, alivio que duró hasta que abrió de nuevo la boca, hasta que pronunció las palabras más duras que el Ale recuerde haber oído. "Sin embargo, el golpe en la columna fue muy serio, perdió la sensibilidad de la cintura hacia abajo" un silencio ensordecedor y desesperante envolvió la sala "Lo siento mucho, pero no podrá volver a caminar"



Continuará......

Ahi les dejo la primera entrega de "Sobre Ruedas" la introducción de la historia que plante mas o menos como seguirá el curso;

Ahora Comenten!! :trabajaliam:
 

Echenique

El esposito de Consentida
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Wow. V, excelente relato. Me gusta bastante el contexto de la historia; Y aunque es sólo la introducción, es muy explício, sencillo y da a lugar a todo el espacio que desees utilizar para describir emocionalmente a los personajes - Lo cual me parece será el punto fuerte de la historia.

Me encanta que uses el lenguaje coloquial de tu región; haces que el lector se ponga en los zapatos de los personajes y se identifique con el caracter. Lo que si no te perdono es el mal uso de los signos de puntuación. Me parece que abusas un poco de las comas ( , ) y olvidas por completo los puntos y comas ( ; ) que te serían muy útiles para entrelazar las ideas.

Por lo demás, excelente.
 

V-King

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bienctmtengouncomentari.jpg


Después de meses de descarada publicidad, un comentario

Primero muchas gracias por darte el trabajo de leerlo

Sobre la puntuacion, pues me esfuerzo, la verdad es que cuando escribo.... lo hago bastante rápido y casi sin pensarlo mucho (tengo la idea general clara, los detalles son maleables según mi estado de animo o el tiempo del que disponga o.... algún otro factor) Y soy demasiado vago para editar, principalmente porque me pondría a editar texto.......

Pero trataré de mejorarla para el proximo capitulo (en el cual estoy un tanto atascado, pero dentro del mes o aprincipios del proximo año ya lo tendrán posteado)
 
E

ElGranHeroe

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No suelo pasar mucho por aca..

Pero buena historia compadre V.. quiero saber como sigue todo despues del accidente.
Me enamoro cata en el momento que molestaba a la salida del baile.. me gsutan las chicas con esa personalidad
 

V-King

Judge V
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Respuesta: Sobre ruedas.

No suelo pasar mucho por aca..
Como el 95% del foro bro :lol:

Pero buena historia compadre V.. quiero saber como sigue todo despues del accidente.
En este presiso instante estamos trabajando para usted.... se me prendió la ampolleta xD

Me enamoro cata en el momento que molestaba a la salida del baile.. me gsutan las chicas con esa personalidad

:heroe: Mission accomplished

Cata tenia que verse así radiante y rebosante de vitalidad.... siempre tomando la inciativa.... basicamente con alas.....
 

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Perseguido Político
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Está muy interesante, bien estructurado, lo mejor es que si lo lees dos veces puedes entender los primeros párrafos. Yo tambien voy a leer los sig. capitulos, parece la premisa de algo romántico y bueno, saludos.
 

V-King

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El no tan esperado segundo capitulo de sobre ruedas está listo :heroe:

Y sin mas preambulos.....
Capítulo II
“Prisiones y Sonrisas”


El sonido de aquellas palabras retumbó en la cabeza de Alejandro, la situación era irreal, estaba tan impactado que incluso se dibujó una sonrisa histérica en su rostro. Su mente recorrió todo lo ocurrido una y otra vez sin convencerse, miró a todos lados como pidiendo una explicación que nunca llegó, se derrumbó en la silla y se tomó la cabeza, sin querer y sin darse cuenta empezó a llorar, no había razonado el por qué y no entendía porque tenía la cara empapada en lagrimas. Pero había una parte de él que había dimensionado todo, había una parte de él que sabía lo que significaban esas noticias. Para cualquier persona, sería devastador quedar inválido, pero el caso de Catalina era especial, quedar invalida, suponía la pérdida de sus sueños. Catalina había dedicado casi toda su vida a la natación, ella tenía entre ceja y ceja la meta de ir a las olimpiadas se había esforzado día y noche desde muy pequeña. Todo para nada, todo el trabajo, todo el sacrificio no serviría de nada. La sola idea era abrumadora para Alejandro, tanto que se perdió en ella hasta la desesperación, estaba como dormido, prácticamente alucinó quien sabe por cuantas horas.
Cuando volvió a la realidad, deseó volver a desesperarse, deseó con todas sus fuerzas volver a perderse en el martirio que había pasado, cuando volvió a la realidad, Catalina estaba despierta.
Fue dolorosa la espera, esos quince minutos que pasaron entre que le dijeron que despertó y que la pudo ver, se hicieron mucho más largos que las horas de espera anteriores. Cuando se abrió la puerta, lo que quedaba de Alejandro se derrumbó. Ahí estaba Catalina, sentada en una silla de ruedas, sonriendo alegre como si nada hubiese pasado. Fue un alivio para todos los que esperaban verla salir, para todos menos Alejandro. Él la conocía demasiado bien, podía ver a través de ella tan bien como ella podía hacerlo con él. Sus ojos estaban perdidos, y aquella sonrisa carecía del candor de típico Catalina. No importaba lo que estuviera diciendo, no importaba que bromeara al respecto, no importaba que se viera alegre, ni nada de lo que veía, la realidad era una sola; la Cata estaba destrozada.
Mientras todos la rodeaban y le hablaban tratando de que mantuviera ese buen ánimo, Alejandro se ubicó tras ella de manera torpe pero decidida, la abrazó con fuerza hasta casi hacerle daño, ante el asombro de todos, la elocuente Catalina se quedaba sin palabras. Durante un instante se quedó inmóvil, no atinaba a reaccionar, instantes en que nadie dijo nada, de pronto la cata se movió un poco, llevó su mano a la cabeza del Ale y la acarició, en ese momento, nadie entendió el gesto ni mucho menos la expresión en el rostro de Catalina, solo vieron que cerró un poco los ojos y vieron que el ale movía los labios susurrándole algo de lo que solo se pudo escuchar un “lo siento”, acto seguido le besa la cabeza y sin decir palabra se va de la Hospital rumbo a su casa.
Pasaron semanas, antes de que la cata fuera dada de Alta; por conveniencia, para tomar exámenes, prefirió quedarse en la Clínica donde su papá trabajaba. Fueron semanas antes de que el Ale la volviera a ver.
Pero el día del reencuentro inevitablemente llegó. Como de costumbre, como cada día que tenían clases, la fue a buscar. Tocó la puerta y avisó que había llegado, ella tardó más que de costumbre en estar lista, pero finalmente apareció con una amplia sonrisa. Él se contuvo y de manera cordial le devolvió el saludo y le desordenó el cabello. Tardó un poco pero se puso tras ella, comenzó a empujar la silla y emprendieron su camino a la U. Fueron unos cinco minutos de silencio absoluto, ninguno de los dos decía palabra, y la situación se hacía más tensa segundo a segundo.
La verdad es que ninguno tenía algo que decir que no fuese incómodo para la situación de reencuentro, las últimas palabras que el Ale le había dedicado a la Cata aun permanecían frescas, y continuar después de ellas, no era precisamente fácil, al rescate del Ale vinieron las “amiguis” de la Cata; sus compañeras, la verdad es que no las pasaba, nunca pudo llevarse bien con ellas, con casi todas nunca supo bien el por qué.
Algunos decían que era porque ellas realmente eran todo lo que el Ale odiaba en una mujer, chillona, quejumbrosas, superficiales y medio huecas, preocupadas más del maquillaje y el escote que de lo que decían. Otros decían que estaba celoso, que las chicas le habían quitado a “su Cata” y que en el fondo eso hacía que les guardara rencor. Cualquiera fuese la respuesta, las cosas no cambiarían ese día, los saludaron alegremente y el por cortesía –y respeto a la Cata- devolvió el saludo. Y ahí empezó el suplicio, nunca antes había tenido que refrenar tanto los impulsos de matar a alguien. Estuvieron hablando mucho, y no pararon de hacer recalcar que Cata no podría seguir caminando, desde el principio de la conversación haciendo notar que cata por primera vez usaba un vestido largo que le cubriera las piernas; debido a que ahora las tenía en una postura extraña, prefería cubrirlas. Hasta la despedida diciendo “Nos vemos en la tarde, ven a vernos por ultimo nos hací barra”. Eso hubiera irritado mucho al Ale, de per se, pero no. Lo que le molestó fue que la dejasen sola, normalmente se la hubiesen arrebatado, pero ahora las notó frías, hablándole a Cata con lástima y queriéndose deshacer de ella lo más rápido posible. Se tuvo que contener para no arrollarlas apretó los dientes con fuerza y respiró profundo al tiempo que se aferraba a las agarraderas de la silla.
Ya llegando a la facultad el Ale trató fútilmente de sacar a la Cata de sus pensamientos, y aunque esta no decía nada, era evidente, para él, que no tuvo efecto. Cuando ya estaban a las puertas de la Facultad de pedagogía, el Ale tomó aire.
-Cata ¿a qué hora salí?- preguntó con una sonrisa inusual en el
-… Como a las seis… -hizo una pausa mirándolo con suspicacia y una sonrisa- ¿por?- Catalina conocía a Alejando lo suficiente para sospechar de aquella sonrisa.
-Te voy a pasar a buscar- soltó sonriendo aun
-No te preocupí Ale- comenzó a responder- Me puedo ir sola, y cualquier cosa mi viejo puede venir a buscar.
-Sí, pero tu viejo no me sirve pa’ lo que quiero po’- Sentenció llamando la atención de la Cata. Sin lugar a dudas, su comportamiento era inusual, era muy raro que el Ale tomase la iniciativa, y cuando lo hacía había una fecha importante de por medio y meses de planificación.
-¿Y que sería eso?-
-Celebrar- La Cata le miraba extrañada como pidiendo explicaciones, el Ale resopló antes de dar más información- primero que volviste a la U, y segundo, dejémoslo en “sorpresa”- Catalina frunció un poco el seño tratando fútilmente de adivinar lo que tramaba el Ale, pero no hubo caso, era muy MUY raro que tomara la iniciativa y aun más raro que lo hiciera en secreto.
-Ya bueno, a las seis te espero- dijo en un final e inútil intento por descifrar las intenciones de quien le hablaba. Que por toda respuesta sonrió feliz.
Se acercó a ella y le besó la frente y se despidió con la mano mientras emprendía camino a la facultad de arquitectura.
Ahora se encontraba sola, por primera vez desde su accidente, la Cata estaba sola. Observó detalladamente la Facultad a la que tantas veces había entrado antes. Recordaba cada imperfección, recordaba cada baldosa en ella, y aún así todo le parecía extraño. Nunca antes aquel edificio le había parecido tan imponente, se sintió como una mechóna y de no ser porque todos le saludaban mientras pasaba, hubiera parecido una. Sus movimientos eran torpes y algo erráticos, miraba todo como si no lo conociese, las rampas que antes pasaban desapercibidas por ella, ahora resaltaban. No se dio cuenta cuando llegó a su sala de clases y cuando entró se sintió rara. Avanzó hasta adelante, un puesto que rara vez ocupaba y que ahora se veía lo mejor dado que para ubicarse en otro lugar debería mover una silla. Acomodó sus cosas, y esperó, una espera que jamás había parecido tan larga. Se sorprendió a si misma preguntándose qué hacia normalmente mientras esperaba que el profesor llegase, abrió su cuaderno, trató de dibujar algo como hacia la mina que estaba a su lado y se frustró al darse cuenta lo mal que lo hacía. Entonces saltó de una cara a otra con su mirada hasta dar con sus amigas. Ahí estaban, al otro lado de la sala atrás casi escondidas, las trés conversando y riéndose como acostumbraban, ninguna parecía haberse percatado de la presencia de Catalina; a pesar de que la habían saludado. Justo antes de que entrase el profesor una de ellas, Verónica, entabló una especie de conversación sin palabras con la Cata, a base de gestos le invitó a sentarse junto a ella, la cata torció la boca, señalando su silla para advertir que no podía, la Vero puso cara de decepción mientras el profe entraba a clases y pedía silencio. Extrañamente la clase le gustó. Mientras duró ésta, la Cata se olvidó de su silla, mientras el profesor habló nada parecía haber cambiado. Sonrió para sus adentros sin saber bien porque. Se sintió animada e interesada para las demás, cosa muy rara en ella que tenía como prioridad número uno la natación, su día pasó volando entre clase y clase tenía el tiempo exacto para llegar a su sala.
Pero llegó la hora, se terminaron las clases y volvió a su realidad. La facultad nuevamente se volvía este atemorizante lugar alto e imponente incluso la gente le parecía distinta. No sabía bien que hacer, no sabía dónde tenía que esperar al Ale o cuanto se iba a demorar. Tras una puerta de vidrio se debatía, dudaba entre seguir a sus amigas o quedarse en la Facultad dando vueltas. No tuvo tiempo de decidirlo, la figura del Ale apareció por sorpresa al otro lado de la puerta con la intención de asustar a la Cata, y funcionó a medias, si bien no se esperaba que el Ale apareciera de la nada frente a ella, en ningún momento se asustó, es más en su cara se dibujó una sonrisa de aquellas y ahí el que se llevó la sorpresa fue el Ale, la sonrisa de la Cata, esa sonrisa en especial, parecía distinta a todas las otras que habían aparecido en el rostro de Catalina desde que sufrió el accidente, esta parecía sincera, de esas que te hacen olvidar que existen cosas malas en el mundo, lo que el Ale llamaba simplemente, “Una sonrisa Catalínica”. En un instante se recuperó de la impresión y trató de abrir la puerta sin éxito. Miró extrañado a la Cata quien trató de abrir desde su lado también sin resultados, las miradas de ambos subieron por la puerta de abajo hacia arriba. Del lado de la Cata y a unos diez centímetros del tope se encontraba el seguro y por mucho que se estiró, parecía inalcanzable para ella, el Ale tras una sonrisa nerviosa le dijo a la Cata que se quedase ahí. Mientras el Ale corría la Cata se dio cuenta por primera vez que estaba confinada a su silla, se sintió realmente limitada atrapada en la silla de ruedas, prisionera de por vida. Se sintió triste, algo deprimida. Pero eso pasó, apenas vio como el Ale llegaba a su auxilio, por segunda vez en el día se sintió contenta y sonrió sin saber exactamente por qué.
 
D

Dark WonejoZ

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Respuesta: Sobre ruedas.

Buena V super entrete tu historia a pesar de la tragedia de la primera parte pero quede con las ganas de saber la sorpresa del Ale D;
Escribes super bien mejor que jugando Castle Fight xD
Saludos y espero la 3 parte :D
 

Nate

The Traveler
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Respuesta: Sobre ruedas.

Me gustaron las dos partes del relato. Quiza no comparta el agrado arriba mencionado por los modismos locales, pero se pasa por que el resto del relato esta muy bien. Si comparto, en cambio, el agrado por la escena en que Catalina "molesta" a Alejandro, mientras esperan el taxi; es el tipo de detalles que genera una cercania y un cierto "afecto" por el personaje. Por ultimo, decir que aunque suene morboso, este tipo de historias son las que mas me suelen gustar; esas en que los protagonistas sufren. Espero ansiosamente la continuacion, y mis felicitaciones por lo ya escrito, tienes gran capacidad de redaccion ;).

PD: Quiza en alguno momento me de por postear algo por estos lares, aunque no se si tengo algun texto en condiciones de que lo lea el publico (suelo ser muy poco constante con mis escritos).
 

V-King

Judge V
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Nazguekar
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Buena V super entrete tu historia a pesar de la tragedia de la primera parte pero quede con las ganas de saber la sorpresa del Ale D;
Escribes super bien mejor que jugando Castle Fight xD
Saludos y espero la 3 parte :D

Tomando en cuenta que para el Castle soy Dios.... tomaré eso como un cumplido
:victoria:

muy buena historia entretenida y adictiva ^^
me gusto mucho
Muchas gracias por las palabras.
Espero que también te guste el tercer capitulo

Me gustaron las dos partes del relato. Quiza no comparta el agrado arriba mencionado por los modismos locales, pero se pasa por que el resto del relato esta muy bien.

Por lo general escribo en español estandar. Pero me parecía raro que dos jovenes hablaran sin modismos...... tuve que optar
Si comparto, en cambio, el agrado por la escena en que Catalina "molesta" a Alejandro, mientras esperan el taxi; es el tipo de detalles que genera una cercania y un cierto "afecto" por el personaje. Por ultimo, decir que aunque suene morboso, este tipo de historias son las que mas me suelen gustar; esas en que los protagonistas sufren. Espero ansiosamente la continuacion, y mis felicitaciones por lo ya escrito, tienes gran capacidad de redaccion ;).

Si, en si la historia es un experimento, por eso la calidad de la misma puede ocilar durante los capitulos.
PD: Quiza en alguno momento me de por postear algo por estos lares, aunque no se si tengo algun texto en condiciones de que lo lea el publico (suelo ser muy poco constante con mis escritos).
Vi algo así, ya lo comento viejo






Ahora sin más preambulos el tercer capitulo:


Capitulo III
“Sorpresas y Sonrisas”
Corría a todo lo que daba, nunca lo entendió bien pero más que gustarle verle sonreír, le irritaba ver a la Cata triste y se había dado cuenta con los años, que algo le empujaba a hacer que se le pasara la pena. Ahora mismo no se le ocurría qué, pero sabía que lo que sea que hiciera tenía que partir por alejar a la Cata de esa puerta. Cuando dio la vuelta final, aminoró el paso, no fue algo consiente, simplemente ver a la cata sonreír sin motivo alguno, le impidió correr como llevaba haciendo, se acercó a saludarla como si no hubiera pasado nada, y ella empezó a mover la silla en dirección a él. Se agachó para saludarla de beso y, cuando estuvo a su alcance, la Cata hizo un inexplicable movimiento y se abalanzó sobre el Ale en un abrazo.
“¡¡Ale!!”-Grito la cata contenta descolocando al aludido con la reacción, la gente se dio vuelta con el grito justo a tiempo para ver como un sorprendido Alejandro perdía el equilibrio y caía de espaldas al piso, mientras era abrazado con fuerza por una radiante Catalina que caía sobre éste.
Rojo como un tomate el Ale pedía explicaciones
“Te echaba de menos”- dijo finalmente mientras levantaba la cara hasta quedar frente a la suya.
“Me viste en la mañana tonta”- respondió con vergüenza pues sabía que todo el mundo estaba mirando la escena que la Cata había montado.
“Si pero ni te apareciste antes de eso”- dijo fingiendo estar ofendida- “Dos semanas Ale”-le reprochó- “me abandonaste dos semanas”
“¿Y esto era necesario?”- preguntó el ale aun en el piso sin moverse
“Depende, ¿Qué tan rojo creí que ‘tai?”
“Según yo… ponme gafas y paso piola por Power Ranger"- la cata rompió en carcajadas y sacó la lengua
“Entonces sí, era necesario y estas perdonado” Sentenció
“Muy mal, porque justo ahora te llevaba pa’ compensarte esas dos semanas de abandono”- sonrió el Ale con suficiencia- “Y hay un pequeño problema”- La cata lo miró como asustada pensando que el Ale iba a cancelarlo todo- “no tengo idea de cómo voy a levantarme”
“Tonto, me asustaste”- la cata estaba aliviada- “deja que me salga pa’ que te levantí”
“Ni cagando”-contestó firme y sujetando a la Cata para que no se moviera de donde estaba, sin dar lugar a protesta- “Es como la tercera vez que te veo con un vestido puesto, y te conozco desde que éramos cigotos, sueña que voy a dejar que tengai una excusa pa’ cambiarte de ropa. No, no. Pon los brazos en mi cuello y deja ver cómo nos levanto” – haciendo uso de un equilibrio que no sabía que tenía el Ale, se olvidó de que lo veía medio mundo y trató de levantarse, cogiendo a la Cata en sus brazos, cuando logró ponerse de pie- y nadie sabe bien como lo logró- los presentes, que deben haber sido unos 25 o 30 pelagatos que se quedaron sapeando, le aplaudieron, casi se va de espaldas cuando recordó que era el centro de atención. No pasó mucho para que empezaran a gritarle cosas
“¡Sin que se caiga la novia!”- fue el primero que se entendió y hasta entonces ninguno se percató que eso parecían, el ale vistiendo semi-formal y la Cata con un vestido blanco. El ale se puso más rojo de lo que ya estaba y la cata abrió los ojos sorprendida. Pero luego vino lo inevitable, primero en una voz solitaria para convertirse en un coro -“¡El beso! ¡El beso!” – De rojo el ale pasó a blanco. La Cata, mucho más desinhibida y espontanea, simplemente se acercó al Ale y le besó la mejilla, el “publico” hizo sentir su disconformidad con una onomatopeya acorde seguido de un “¡En la boca!, ¡En la boca!” Con una sonrisa maliciosa, la Cata se acerco hasta que quedó frente a frente con el Ale, tenía una expresión juguetona casi felina en ella, el Ale por su parte estaba pálido y de no ser porque se golpearía la Cata, se hubiera dejado caer. Ella le miro a los ojos y a punta de gestos dijo algo así como “no nos queda otra” guiñó un ojo al Ale. Echó la cabeza hacia atrás como tomando impulso y le dijo que cerrara los ojos, le indicó al público que contara hasta tres. Meció su cabeza hacia adelante y la devolvió a su lugar “UNO”, repitió el movimiento el Ale sudaba frío “DOS”, comenzó por última a mecer su cabeza mientras como una estatua el Ale la sujetaba “TRES”, en un rápido movimiento y justo antes de llegar a la boca del ale, la Cata saco la lengua y pegó un lengüetazo que recorrió desde la barbilla hasta la frente de un atónito y perplejo Alejandro. Todos los demás rieron a carcajadas con la ocurrencia y nuevamente les aplaudieron, esta vez a la Cata. Muerto de vergüenza el Ale dejó a la Cata en su silla de ruedas y la empujó hasta la entrada de la Facultad acompañado por los vítores de prácticamente todos los estudiantes de pedagogía y uno que otro “Que vivan los novios” Acompañado de la marcha nupcial.
La cata se revolcaba de risa en su silla de ruedas, de haber podido mover las piernas patalearía, mientras soltaba las carcajadas. El ale por su parte, se mordía los labios para no reírse el mismo, quería aparentar estar enojado o al menos molesto por la ocurrencia de la Cata, cosa que no logró en lo más mínimo.
¡Ya!- dijo recuperando el aliento- ¿A dónde vamos primero?
-Es una sorpresa- respondió el Ale- es más, siguió sacando una cinta negra de su bolsillo- No quiero que veas hasta que lleguemos ahí- dijo vendándole los ojos a la Cata, consciente de que le había provocado al ale una mala pasada no hace mucho se asustó.
-Ale, si me dejai sola, aunque sea un minuto, no te vuelvo a hablar en lo que te quede de vida- le advirtió asustada
-Niña loca- respondió el revolviéndole el pelo- no te voy a dejar sola, es más, si no me creí, deja tu mano aquí- le tomo la mano derecha, y la cruzó hasta que tomo su propia mano izquierda- Así te asegurai de que no me aleje ¿tamos?-
-Bueno ya- sentenció conforme ella.
La condujo varios minutos, en los que empezaron varias conversaciones, pero ninguno le ponía mucha atención a lo que decía, la curiosidad se comía a la Cata y a su vez el Ale estaba ridículamente ansioso.
Destacaban entre la multitud de las calles, no solo por la silla de la Cata, que si bien no era común, no llamaba especialmente la atención, si no que hacían una pareja muy pintoresca, el, impecablemente vestido muy arreglado sin un solo cabello fuera de lugar, ella llevaba una venda en los ojos y hablaba como si la vida se le fuera en ello. La mano de él cruzaba por el cuello de la muchacha como abrazándola y empujaba la silla de ruedas en una posición aparentemente incómoda.
No pasó mucho tiempo para que llegaran a destino, la cata dio un respingo cuando notó un giro inesperado y como la empujaban por una rampa. Era un hecho; estaban llegando a destino. La ansiedad la carcomía, estaba impaciente a más no poder. ¿Qué era aquello que el Ale andaba tramando? Y ¿Por qué tanto misterio en ello? Pronto escuchó una voz que no reconoció.
-¡Don Alejandro!- Saludó la voz masculina- Lo estábamos esperando veo que trajo a
-¡Shhh! -le cortó Alejandro – Es una sorpresa. ¿Está listo ya?
Si claro, sígame- contestó sin darle a la Cata más información. La condujeron durante un corto tiempo, había un olor raro que por más que trató, no supo reconocer en el aire.
-Bien Catalina, creo que ya fue mucho- le dijo el Ale soltándole la mano- Quítate la venda
La Cata se apresuró a hacerlo, le tomó unos cuantos segundos sacarse la venda, otros cuantos a sus ojos a acostumbrarse a la luz. Se vio en medio de un taller y frente a ella un auto, nada muy ostentoso.
-¿Te compraste un auto?- Le dijo emocionada al Ale.
Sabia muy bien que el ale había estado trabajando y ahorrando desde hace años para comprarse un auto, le sorprendió que no fuera el que le había dicho que quería. Según recordaba, lo tenía visto desde hace tiempo.
-Si y no- respondió el Ale jugando. La Cata le miró sin entender nada- como ves mi querida Catita si evidentemente me compré un auto, pero es la sorpresa, al menos no la parte importante. Anda revísalo. – La cata le hizo caso, acompañada del hombre que los había conducido al lugar rodeó el auto lo revisó por dentro sin encontrar nada raro- Asientodelpiloto- El Ale hizo como que estornudaba para jugando darle una pista a la Cata. Esta se apresuró a abrir la puerta y se encontró con algo raro, junto al manubrio había una palanca rara.
-¿Y esto?-Preguntó-
-Déjeme explicarle señorita- le dijo el hombre que la acompañaba- Somos una empresa que se dedica a adaptar automóviles
-Alejandro ¿Le pusiste turbo?- La cata se preparaba para regañar al Ale por la imprudencia
No señorita, nosotros adaptamos vehículos para gente con necesidades especiales-Hizo una pausa-como usted- La cata abrió los ojos al máximo miró al hombre incrédula y luego al ale quien le sonreía desde donde estaba.
-Ale… ven-dijo con la voz entrecortada. Mientras veía que efectivamente el asiento no tenía pedales. El Ale se acerco a ella, hasta quedar al frente- ¿Por qué?- fue lo único que pudo decir.
-Porque ponerle rampas y adaptar los asientos salía más de lo que puedo pagar-
-Ale llevas años pensando en comprarte tu auto, y este no es- le dijo seria- trabajaste todos los veranos para comprártelo, ¡soñabai con eso!-
-Si lo tenía todo muy planeado- le dijo calmado- me compraba el auto, y ese mismo verano nos pegábamos un viaje por todo el norte del país en el. ¿Pretendiai que manejara yo todo el camino?- Terminó en actitud jocosa
-Ale esto es mucho más que eso- Alegó
-No cata- El ale estaba inusualmente firme. El tono juguetón de su voz desapareció- Mira, ya no voy a verte ir a las Olimpiadas. No voy a dejar que un imbécil borracho, me marque más aun y mucho menos que te marque más aun a ti- La firmeza de las palabras del Ale eran absolutas, por primera vez en su vida estaba decidido a ese nivel- Vamos a hacer todo lo que teníamos planeado hacer. Y me voy a hartar de verte reír, no te pienso volver a ver bajoneá por esto- Terminó tomando la silla de ruedas de la Catalina, ésta lo miraba atónita y se lo quedó viendo sin poder pronunciar palabra alguna aprovechó la proximidad del Ale y lo atrapó entre sus brazos justo antes de ponerse a llorar.
-Imbécil- mustió entre sollozos apretándolo fuerte
-Yo también te quiero- Le respondió el volviendo a sonreír. Tenía el pulso acelerado estaba muy emocionado, no tenía planeado dar ese discurso. Fue como sacarse un peso de encima. Soltaron el abrazo y comenzó un silencio incomodo. Que rápidamente fue roto por el gerente de ventas que les acompañaba.
-Muy bien Don Alejandro- Dijo fijando la atención de ambos en él- ¿Esta todo en su lugar? ¿Está satisfecho?
-Si – respondió rápidamente volviendo a la normalidad- por supuesto Don Fabián- El hombre ya sabía la respuesta del Ale, pues este había venido a ver el auto en la mañana. Para asegurarse de que todo estuviese en orden. Agradeció de corazón que lo sacaran del apuro.
-Entonces aquí tiene las llaves- Dijo extendiendo la mano entregándoselas- y la copia de seguridad- Agregó.
-Entonces Cata ¿Nos vamos?-La cata accedió y se dejó conducir hasta el asiento del copiloto. Y el ale la condujo hasta el restaurant, era uno de esos ridículamente caros, esos donde había que hacer reservaciones y con nombre francés tan complicado que el Ale nunca pudo recordarlo o pronunciarlo. Un garzón, porque ahí no se podían llamar meseros, los condujo hasta la mesa y les tomó la orden.
-Tamo pudientes- dijo la cata mirando el lugar
-Se hace lo que se puede- rió el Ale- Te dije que tenía que recompensarte
-Te taba molestando Ale- dijo la cata tratando de ser seria- Si me acuerdo lo que me dijiste en el hospital- Las sonrisas se borraron de sus rostros al recordar el momento.
-Y lo reafirmo Catalina- dijo aún serio- Y esto es solo el principio, para cuando volvamos del viaje en auto, te vai a olvidar de que alguna vez te sentiste así.- La cata solo sonrió ante las palabras del Ale, una sonrisa que perduró durante la velada, hablando de las cosas que tenían que hacer, de la cata sacando su licencia de conducir, del viaje que tenían pendiente. El ale se guardó un par de sorpresas, como se guardó la verdadera intención de la velada, había cumplido, y con creces. Bastaba una mirada a la Cata, a él al menos, para darse por satisfecho. Esa sonrisa, “Catalínica” como le llamaba el, hizo que todo valiera la pena.

P.D:
Se que el final del capitulo decae mucho, pero es de transición asi que no pude hacer mucho para hacerlo entretenido sin forzar demasiado los hechos. preferí ir con calma, mis disculpas si disgusta.

Cabe decir que este es el capitulo más sujeto a cambios.
 

Doctor Doom

Siempre desafiante
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Respuesta: Sobre ruedas.

Buen relato, me ha gustado incluso contando que la temática y el género no son de mis favoritos, de todos modos esta bien y tiene un toque propio.
 

V-King

Judge V
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Respuesta: Sobre ruedas.

Bien luego de haber perdido los originales tras una muerte de placa madre :piedad: decidí continuar la historia via L9D, so.... seguiré escribiendo (y editando) acá....
Quizá al final ordene todo en un Mega-post con todos los capitulos, pero eso solo cuando la historia (cuya duración aun es un misterio) esté terminada....

So, con ustedes.

Capitulo IV

"La Cata, el Ale....y la vero"

La cata y el Ale han estado juntos desde que ambos tienen memoria, se conocen como si fueran siameses, no se han podido guardar secretos jamás, cada uno conoce al otro mejor que a si mismo. El Ale, sabe cuando la Cata está enojada a pesar de que esta sonría todo el tiempo, sabe cuando esta asustada a pesar de ser la primera en enfrentar lo que tenga en frente. La Cata sabe cuando el Ale está "manipulando los hechos" para evitar mentir, sabe distinguir cuando el Ale está o no poniendo atención a la persona a pesar de que este, siempre tenga su mirada fija en ella y sus respuestas siempre sean monosilábicas.

Pero la cata y el Ale.... no siempre fueron "la Cata y el Ale", hubo un tiempo en que los dos, fueron tres. Hubo un tiempo en que "La Cata y el Ale", fueron "La Cata, el Ale, y la Vero".
Verónica, conoció al par cuando llegó desde viña y fue su nueva compañera de curso, en quinto básico, inmediatamente se hizo amiga de la Cata, compartían muchos gustos y sobre todo, la natación, quizá no con el mismo fervor que la Cata, pero la Vero también podía pasar mas tiempo en el agua que en tierra firme, y así empezaron a pasar más y más tiempo juntas y por consiguiente, también con el Ale. Uno pensaría que solo eran amigos "incidentales" o agregados, ya que no se podía estar con la Cata y no con el Ale y viceversa, pero no, La Vero y el Ale se llevaban remarcablemente bien. Conversaban bastante tiempo y hasta se parecían, mientras la Cata era histriónica y casi hiperactiva, la Vero y el ale eran más reservados y siempre esperaban antes de decir las cosas, siempre lo pensaban 2 o tres veces antes de hacerlas. La vero tenía un poco de la Cata y un poco del Ale, decía la gente.

Pero algunas cosas, no están destinadas a durar, los tres dejarían de serlo. Todo empezó el día que el Ale le pidió pololeo a la vero. Cosa que no sorprendió demasiado a nadie, quizá con la excepción de la misma Vero, cualquiera que los hubiera visto, hubiera pensado que siempre estuvo loco por ella.
La vero, aceptó y empezaron un dulce noviazgo, a punta de ensayo y error, ninguno tenia experiencia, ambos eran ridículamente tímidos, pero salieron adelante.
La vero descubrió que le encantaba coquetear y juguetear con el Ale, este descubrió que adoraba coleccionar las distintas sonrisas que lograba sacarle a la Vero. Contaba que le embriagaba el verla sonreír de picardía, de ternura, de asombro, de gracia, o de felicidad pura. Aprendieron a Besar luego de intensas horas de practica, se les veía acaramelados cada vez que estaban solos, se veía a la Vero encantar al Ale día a día, y a este siempre tenerle un detalle. Su relación no fue una sorpresa para casi nadie...... su ruptura, fue impensada. De un día para otro, a fin de año, se vio al Ale en la peor condición que nadie jamás lo había visto, cabizbajo y con la mirada perdida, estaba deshecho...

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