Redención.

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Xiah

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Redención.

Una de las cosas que más recuerdo de mi infancia es cuando mi padre llegaba ebrio a la casa. Mis hermanos se escondían debajo de la cama mientras golpeaba a mi madre con la cadena que yo había encontrado y llevado a casa. Sacando valor por la escena, le salte encima por la espalda. Él era un luchador profesional y fácilmente me arrojó al suelo. Mi madre se arrojó sobre mí tratando de cubrirme recibiendo ella el brutal castigo. Eso no impidió que me quitara un pedazo de ceja. Tal vez sea por eso que siempre lo recuerdo.

Pasaron los años y mi deseo de proteger a mamá se hizo más fuerte. En alguna ocasión lo amenacé con matarlo si volvía a golpearla. La determinación y el puñal lo hicieron dudar, se fue de la casa maldiciéndonos a mí y a mi madre.

Estaba feliz, sin embargo mamá lloraba. Me dijo muchas cosas, decía que aquello no estaba bien. Yo no lo comprendía. ¿Por qué lo defendía? Aquel hombre le había amargado la vida. Recuerdo que era tanta mi frustración que también le grite, le dije muchas cosas hirientes. Que era cobarde, seguía sin comprender por qué no lo dejaba. A mis ojos le faltaba valor. Aún recuerdo cuanto me dolió esa bofetada.

Un buen trabajo me dio la oportunidad de alejarme de él. Me fui de la casa. Regularmente le mandaba dinero a mamá, buscando callar con eso la voz de mi conciencia. Ella decía que él era un buen hombre; pero yo estaba convencido de que la seguía golpeando, de que me lo ocultaba para no lastimarme y amenazaba con vengarla.

El tiempo pasó y forme un hogar, poco nos vimos. Un día llamo Lidia mi hermana menor. Mamá llevaba semanas en el hospital, ella había pedido hablar conmigo.

Sabía que mi padre estaría ahí. Oculte el 9 mm. en mi saco y partí a la Ciudad de México. Lidia me esperaba afuera del hospital para guiarme a su habitación. La figura demacrada de mamá me hizo hervir la sangre. Culpaba a mi padre por esto, sabía por el parte médico que iba a morir.

Ella me abrazo largo tiempo me dijo cuanto me extraño y agradeció que hubiese ido a visitarla. Me pidió que perdonara a mi padre, eso me encolerizo. Paciente razono conmigo, me dijo que a ella era a quien más daño le hizo pero que ella ya lo había perdonado. Aquello me calo muy profundo.

Algunos días después en el funeral, busque a mi padre, estaba decidido a enfrentarnos hombre a hombre. Cuando lo encontré mis hermanos se interpusieron entre nosotros. No escuche nada de lo que decían. Solo miraba al hombre en silla de ruedas. ¿Cuándo fue que perdió el cabello? Los fuertes brazos ahora eran músculos flácidos, las pupilas blancas eran evidencia de ceguera.

Los siguientes años nos vimos un poco más. Le acompañe algunas ocasiones a comer, los mariscos eran sus favoritos. Las visitas al hospital nos acercarían un poco más. El día de su sepelio me sentía extraño. Unos días después sentía una sensación de vacío en el estómago, un nudo en la garganta, melancolía. Fue entonces cuando comprendí que aunque había perdonado a mis padres, faltaba que me perdonara a mí mismo.
 

Doctor Doom

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Sep 9, 2008
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Respuesta: Redención.

Bella historia, siendo facil de leer y transmite bien, aunque un poco corta. Muy buena
 
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