Respuesta: Libro 2: La Era del vapor
Adara miraba horrorizada todos los acontecimientos. Primero uno de los hombres allí presentes se había sacrificado para encadenar al demonio que ya alguna vez había visto. Ella no entendía como fue a parar en medio de aquella cruenta batalla.
Cuando el más anciano de los hombre grito la palabra Necronomicon, la cherokee no pudo evitar recordar que fue lo que le impulsará a iniciar su travesía.
Adara: Vincent… - Tan solo el murmullo de aquel nombre, hizo que frente a los ojos de la mujer la neblina se tornase como un cristal transparente, como si un espejo de formase frente a ella. Adara estiro su mano en el aire y la poso sobre la superficie de la enigmática visión.
Dorian peleaba con toda su fiereza, deseaba obtener los libros, si quizás era egoísta, pero necesitaba creer que pese a todo tendría una oportunidad de redimirse con Dro y esa oportunidad era traerla de vuelta sana y salva.
Cuando la blanca mano se poso sobre el cristal pulido, la nativa ya no miró su reflejo, sino el reflejo del hombre que tantas veces ayudo en sus sueños y como si todo siguiese ocurriendo en el mundo onírico, Adara tomo la mano de Vincent.
En medio de la tormenta, el semi Dios sintió la extraña necesidad de abrir el libro, pero a penas lo hizo supo que había cometido un terrible error.
__________________________________________________________________
El cristal frente a Adara se resquebrajo y en su mente resonó la voz de Apolo.
Apolo: Es hora querida… Baña con tu flama a los que puedas y vive para contar la historia.
Un inmenso resplandor los cubrió a todos, los pocos que aún estaban en pie admiraron la inmensa ave de fuego, las llameantes alas los rodearon. Drognam, supo que se trataba del mensajero de Apolo, el mítico Fénix.
Lailoken tan solo sonrió, realmente este era el final. Dorian aullaba de forma lastimera, ni siquiera al final había conseguido lo que deseaba, pero a lo mejor esta vez la profecía de su muerte si se habría de cumplir. Inesperadamente unos finos brazos le rodearon y escucho la voz de la cherokee.
Adara: Es hora de partir…
Dorian: ¿Dónde vamos? – Pregunto a la nada.
Adara: Vamos donde debemos ir… Hacia el camino demarcado por el destino…
Dorian: El destino no existe – Afirmo con algo de resentimiento.
Adara: Claro que existe y pese a todo llegare a él…
Dorian: ¿A él? – Repitió sin entender. La mujer enterró su rostro en la espalda del licántropo.
Adara: Iremos con Vincent…- Y dicho esto todos se desvanecieron, todos los guerreros que alguna vez pelearon por esta dimensión.
Adara miraba horrorizada todos los acontecimientos. Primero uno de los hombres allí presentes se había sacrificado para encadenar al demonio que ya alguna vez había visto. Ella no entendía como fue a parar en medio de aquella cruenta batalla.
Cuando el más anciano de los hombre grito la palabra Necronomicon, la cherokee no pudo evitar recordar que fue lo que le impulsará a iniciar su travesía.
Adara: Vincent… - Tan solo el murmullo de aquel nombre, hizo que frente a los ojos de la mujer la neblina se tornase como un cristal transparente, como si un espejo de formase frente a ella. Adara estiro su mano en el aire y la poso sobre la superficie de la enigmática visión.
Dorian peleaba con toda su fiereza, deseaba obtener los libros, si quizás era egoísta, pero necesitaba creer que pese a todo tendría una oportunidad de redimirse con Dro y esa oportunidad era traerla de vuelta sana y salva.
Cuando la blanca mano se poso sobre el cristal pulido, la nativa ya no miró su reflejo, sino el reflejo del hombre que tantas veces ayudo en sus sueños y como si todo siguiese ocurriendo en el mundo onírico, Adara tomo la mano de Vincent.
En medio de la tormenta, el semi Dios sintió la extraña necesidad de abrir el libro, pero a penas lo hizo supo que había cometido un terrible error.
__________________________________________________________________
El cristal frente a Adara se resquebrajo y en su mente resonó la voz de Apolo.
Apolo: Es hora querida… Baña con tu flama a los que puedas y vive para contar la historia.
Un inmenso resplandor los cubrió a todos, los pocos que aún estaban en pie admiraron la inmensa ave de fuego, las llameantes alas los rodearon. Drognam, supo que se trataba del mensajero de Apolo, el mítico Fénix.
Lailoken tan solo sonrió, realmente este era el final. Dorian aullaba de forma lastimera, ni siquiera al final había conseguido lo que deseaba, pero a lo mejor esta vez la profecía de su muerte si se habría de cumplir. Inesperadamente unos finos brazos le rodearon y escucho la voz de la cherokee.
Adara: Es hora de partir…
Dorian: ¿Dónde vamos? – Pregunto a la nada.
Adara: Vamos donde debemos ir… Hacia el camino demarcado por el destino…
Dorian: El destino no existe – Afirmo con algo de resentimiento.
Adara: Claro que existe y pese a todo llegare a él…
Dorian: ¿A él? – Repitió sin entender. La mujer enterró su rostro en la espalda del licántropo.
Adara: Iremos con Vincent…- Y dicho esto todos se desvanecieron, todos los guerreros que alguna vez pelearon por esta dimensión.
FIN DEL CAPÍTULO I