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El paso del tiempo se había visto notar en aquellos ahora descoloridos y grises pasillos después de que capas y capas de polvo se impregnasen en sus paredes. No era de extrañar que el ambiente del lugar fuera sombrío y opresivo, gracias el silencio reinante debido a la falta de vida humana en esas instalaciones por lo que parecía haber sido un milenio. No obstante, nada dura para siempre y el repentino sonido de engranajes moviéndose fue el acontecimiento que marco el fin de ese abandono cuando las puertas del ascensor se abrieron súbitamente, dejando pasar a un hombre. Apoyando su mano en la pared, el hombre se tambaleaba mientras cruzaba el pasillo, cayéndose de cuando en cuando ante la falta de fuerzas. Aún así su voluntad no flaqueo y consiguió llegar a su destino, una pequeña sala de control, que al igual que el resto del lugar, las telarañas y el polvo lo dominaban todo. Tras lograr sentarse en una de las sillas, se tomo unos primeros minutos en recuperar sus energías para luego empezar a apretar varios botones que confirmaron el funcionamiento de los equipos, encendiéndose varias luces por el equipo.
Fijó entonces su atención en una serie de botones negros que destacaban del resto, tocando el primero, haciendo activarse uno de los monitores, que sin embargo, solo dejo ver estática. Siguió entonces con el segundo botón que por desgracia continuo al primer monitor, no recibiendo señal alguna, por lo que probo con el tercero, viendo esta vez una imagen: Desde el suelo y ladeada, la imagen transmitía un nublado cielo bajo una desierta carretera, escuchándose únicamente el aullido del viento y el molesto zumbido de las moscas revoloteando alrededor, apagando el monitor el hombre. El cuarto monitor enseño el torso desnudo de un fornido hombre, acostado y bajo techo, aparentemente durmiendo, algo que no pareció interesar al hombre que luego de cerrar la conexión continuo con el último botón, apareciendo escondido entre las sombras, un rostro solo vislumbrandose sus ojos sin pupilas ni sentimientos miraban fijamente a la pantalla, como si pudiera ver al hombre entre las sombras.
-Vaya, vaya... así que la parca aún no te ha cogido– dijo entonces el ser.
-¿Debería estar muerto? - inquirió como respuesta el hombre.
-Muchos deberíamos estarlo, pues el segador de almas ha tenido muchas horas extras últimamente y ha ampliando más de lo normal su lista.
-Dame todos los detalles.
-Comenzó hace un mes, cuando la euforia del descubrimiento de los metahumanos aún estaba en el aire, así que la noticia de extraños ataques aislados alrededor del mundo no causo mucha impresión al principio. Solo cuando se descubrió la razón detrás de los ataques el asunto empezó a llamar la atención, pues pocas cosas son tan interesantes como un misterioso agente vírico que te transforma en un monstruo no muerto sediento de carne. Pero fue demasiado tarde y la plaga se empezó a expandir , teniendo que venir las nuevas armas humanas para ayudar en la situación. Que irónico que ellos fueran los que eliminaran cualquier posibilidad de controlar la plaga, porque en el momento en que se infectaron, algún capricho del destino hizo que los efectos no fueran los mismos, sino mucho peores. En ese momento la verdadera masacre comenzó...oh ...tenías que haberlo visto... una fuerza de la naturaleza que arraso con todo a su paso y yo formaba parte de ello... Un terrible error el cual la civilización humana pago con su existencia.
El hombre suspiro, manteniéndose callado durante un momento:
-Una pena...¿Donde te encuentras?
-En Arkham. La ciudad esta llena de aburridos, aburridos zombies, pero se que hay metahumanos de ambas clases por aquí, además de algunos grupos de humanos escondido, esperando a que la segadora los recoja... Quien sabe, puede que yo sea el que los lleve hasta ella.
- Puedo deducir que todos los metahumanos infectados han desarrollado los mismos síntomas.
-Exacto, conservamos nuestro raciocinio a cambio de vernos abordados por el hambre infinita que la estupidez de los humanos no-muertos parecen conseguir evitar. Je, siempre son los listos los que más sufren ¿verdad?
- No en mi caso. Creo que eso es todo por ahora, tengo asuntos en los que pensar.
- Tu mismo, pero dejame aclararte una cosa: Esta información es una especie de regalo final por nuestra sociedad, nuestro mutuo acuerdo. Llevo mucho tiempo pensando sobre lo que ha pasado y he decidido que quiero ampliar horizontes, porque bueno, ya sabes lo que se dicen: Cuando una puerta se cierra, otra se abre.
- No podría estar más de acuerdo contigo...
Entonces el hombre apago el monitor y se dejo caer en la silla, meditando sobre la nueva información.
Fijó entonces su atención en una serie de botones negros que destacaban del resto, tocando el primero, haciendo activarse uno de los monitores, que sin embargo, solo dejo ver estática. Siguió entonces con el segundo botón que por desgracia continuo al primer monitor, no recibiendo señal alguna, por lo que probo con el tercero, viendo esta vez una imagen: Desde el suelo y ladeada, la imagen transmitía un nublado cielo bajo una desierta carretera, escuchándose únicamente el aullido del viento y el molesto zumbido de las moscas revoloteando alrededor, apagando el monitor el hombre. El cuarto monitor enseño el torso desnudo de un fornido hombre, acostado y bajo techo, aparentemente durmiendo, algo que no pareció interesar al hombre que luego de cerrar la conexión continuo con el último botón, apareciendo escondido entre las sombras, un rostro solo vislumbrandose sus ojos sin pupilas ni sentimientos miraban fijamente a la pantalla, como si pudiera ver al hombre entre las sombras.
-Vaya, vaya... así que la parca aún no te ha cogido– dijo entonces el ser.
-¿Debería estar muerto? - inquirió como respuesta el hombre.
-Muchos deberíamos estarlo, pues el segador de almas ha tenido muchas horas extras últimamente y ha ampliando más de lo normal su lista.
-Dame todos los detalles.
-Comenzó hace un mes, cuando la euforia del descubrimiento de los metahumanos aún estaba en el aire, así que la noticia de extraños ataques aislados alrededor del mundo no causo mucha impresión al principio. Solo cuando se descubrió la razón detrás de los ataques el asunto empezó a llamar la atención, pues pocas cosas son tan interesantes como un misterioso agente vírico que te transforma en un monstruo no muerto sediento de carne. Pero fue demasiado tarde y la plaga se empezó a expandir , teniendo que venir las nuevas armas humanas para ayudar en la situación. Que irónico que ellos fueran los que eliminaran cualquier posibilidad de controlar la plaga, porque en el momento en que se infectaron, algún capricho del destino hizo que los efectos no fueran los mismos, sino mucho peores. En ese momento la verdadera masacre comenzó...oh ...tenías que haberlo visto... una fuerza de la naturaleza que arraso con todo a su paso y yo formaba parte de ello... Un terrible error el cual la civilización humana pago con su existencia.
El hombre suspiro, manteniéndose callado durante un momento:
-Una pena...¿Donde te encuentras?
-En Arkham. La ciudad esta llena de aburridos, aburridos zombies, pero se que hay metahumanos de ambas clases por aquí, además de algunos grupos de humanos escondido, esperando a que la segadora los recoja... Quien sabe, puede que yo sea el que los lleve hasta ella.
- Puedo deducir que todos los metahumanos infectados han desarrollado los mismos síntomas.
-Exacto, conservamos nuestro raciocinio a cambio de vernos abordados por el hambre infinita que la estupidez de los humanos no-muertos parecen conseguir evitar. Je, siempre son los listos los que más sufren ¿verdad?
- No en mi caso. Creo que eso es todo por ahora, tengo asuntos en los que pensar.
- Tu mismo, pero dejame aclararte una cosa: Esta información es una especie de regalo final por nuestra sociedad, nuestro mutuo acuerdo. Llevo mucho tiempo pensando sobre lo que ha pasado y he decidido que quiero ampliar horizontes, porque bueno, ya sabes lo que se dicen: Cuando una puerta se cierra, otra se abre.
- No podría estar más de acuerdo contigo...
Entonces el hombre apago el monitor y se dejo caer en la silla, meditando sobre la nueva información.
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