Respuesta: MdT Noches Eternas [Semana del 5 al 9 d
Saint John. Quinto día. “Política interna.”
Los sucesos de la noche anterior no habían tardado en estallar, a la oficina de Saint John llegaron en las primeras horas de su despertar varios emisarios novatos o antiguos que intentaban buscar su favor o matarlo y aunque no lo pareciera ambas acciones eran en efecto las mismas. Adelaide los fue despachando de uno a uno en relativa calma o por la fuerza no-letal, recién fueron la una de la madrugada cuando el último Nosferatu enviado por Davon salió oculto por las sombras. Ya en la soledad típica del salón privado Adelaide pudo por fin hablar con su señor.
-¿Por qué lo hiciste?- Pregunto.
-¿Por qué no hacerlo? Los líderes están sedientos de sangre, quieren matarse entre ellos en intrigas políticas y me tienen a mí como el premio mayor, pero ellos no lo entienden- Era un tono calmado, confiado, Saint John no mostraba la menor duda y se regocijaba en su poder, solo se levanto para servirse un trago de vino blanco y seguir hablando con su dama.
-¿Idea de qué?- Adelaide estaba confundida, después de ciento cinco años a su lado aun no podía comprender la manera en que pensaba Saint y por cada vez que se acercaba un poco a comprenderlo este la sorprendía con otros planes.
-Veras, querida: Los señores ven todo esto como un juego de ajedrez donde yo soy el débil rey mientras que tú eres mi dama, pero se engañan a sí mismo; esto no es un juego de ajedrez y jamás lo será. Las reglas se rompieron en el mismo momento en que entraron a mi ciudad. Los dejare que crean que tienen el poder y cuando menos se lo esperen caerán para dar su paso a otros, y luego repetir el ciclo-
-Como sea, ¿Viste ese Nosferatu que tenía todo el cuerpo cubierto? Pues déjame decirte que no lo era, su nombre es Thomas Clark el señor de la Torre de Ébano y quizás el miembro más poderoso de los Gangreles después de ti, vino a mi informándome de que al parecer utilizo uno de los trucos que aprendió de los Brujah para manipular a un novato y ordenarle que quemara su Torre. También me dijo que saldría de la ciudad por razones que no puedo decirte, ya sabes secreto de Príncipe y esas cosas.-
-¿Y eso en que me incumbe?- Suspiro- Ya sabes que a mí no me interesan lo que los otros hagan. El desdén era claro, Adelaide nunca se había interesado por la organización de los clanes, ella solo era feliz acompañando a su maestro y con unas cacerías a la luz de la luna de vez en cuanto.
-Veras, querida, los Gangreles nunca han sido amigos de la organización y en el clima actual eso es un gran problema, en vista de eso yo Saint John Príncipe de la ciudad Algol miembro del Clan Malkavian te nombro a ti Adelaide mi Sheriff por más del tiempo estipulado como la nueva líder del Clan Gangrel.- Saint no pudo aguantar la sonrisa y después de un leve suspiro continuo –Ahora vamos al parque Robinson, tus nuevos súbditos te esperan-
Subieron al auto y en el trayecto que duro una media hora Adelaide no profirió palabra, estaba estupefacta y completamente atrapada en la sorpresa de su nuevo título y responsabilidad, ni siquiera logro darse como subió al podio y solo cuando Saint John le dijo que ya había llegado la hora volvió en sí.
-Necesito hacer el llamado-
Con un silbido ligero todos los Gangreles que estaban ocultos en los árboles del parque salieron a la luz, eran treinta y seis pero reunidos parecían ser mucho más, -Mis niños, los he traído aquí para anunciarles que sus días de separación ya se acabaron, les presento a su nueva líder: Adelaide- la multitud vocifero varios gritos de asombro y rechazo hasta que finalmente uno de ellos, un joven vampiro que no aparentaba más de veinticinco años subió a la plataforma y dijo
-¿Por qué tendríamos que aceptar a una mujer? ¡Yo me nombro como líder!
Saint John estaba a punto de hablar cuando Adelaide dio un paso en frente e insto a su rival a pelear, ambos sacaron sus garras, el usurpador tomo la ventaja y corrió hacia ella con violencia, esta suave y ágil lo esquivo y logro clavarle las garras en su espalda, adolorido el retador ataco con aun más violencia que la vez anterior y esta vez logro golpear a Adelaide varias veces obligándola a dar un paso atrás. Se volvió un lobo y con fiereza animal embistió su cuerpo y garras contra el novato usurpador pero antes de golpearlo de lleno inteligentemente cambio a su forma de niebla, llegándole una vez más por la espalda le dio un fuerte golpe en la nunca con el que parecía que todo iba a acabar; cayo súbitamente al suelo y si Adelaide lo hubiera permitido todo habría acabado en ese instante. Pero aun contrario a las predicciones el Gangrel se arrastro hacia la otra punta y a duras penas intento dar una última arremetida suicida, corrió lo más rápido que pudo pero una vez que alcanzo a clavarle las garras noto que la piel de Adelaide era dura como una piedra y sus golpes solo le hacían rasguños. Adelaide solo se limito a tomarlo del cuello y con un corte preciso le desprendió la cabeza del cuerpo.
La multitud entusiasmada gritaba su nombre fuera de sí, Adelaide se acerco a la punta y con un fuerte grito dijo –Desde hoy yo, Adelaide del Clan Gangrel soy su líder- el tumulto se desbordo aun mas y mientras tanto, por detrás y ocultos de todos Saint John le decía a Tamssel que corriera la voz por la ciudad y que todos los Vástagos y lideres de Algol debían enterarse que los Gangreles tenían por primera vez a un líder.
El juego continuaba.
Saint John. Quinto día. “Política interna.”
Los sucesos de la noche anterior no habían tardado en estallar, a la oficina de Saint John llegaron en las primeras horas de su despertar varios emisarios novatos o antiguos que intentaban buscar su favor o matarlo y aunque no lo pareciera ambas acciones eran en efecto las mismas. Adelaide los fue despachando de uno a uno en relativa calma o por la fuerza no-letal, recién fueron la una de la madrugada cuando el último Nosferatu enviado por Davon salió oculto por las sombras. Ya en la soledad típica del salón privado Adelaide pudo por fin hablar con su señor.
-¿Por qué lo hiciste?- Pregunto.
-¿Por qué no hacerlo? Los líderes están sedientos de sangre, quieren matarse entre ellos en intrigas políticas y me tienen a mí como el premio mayor, pero ellos no lo entienden- Era un tono calmado, confiado, Saint John no mostraba la menor duda y se regocijaba en su poder, solo se levanto para servirse un trago de vino blanco y seguir hablando con su dama.
-¿Idea de qué?- Adelaide estaba confundida, después de ciento cinco años a su lado aun no podía comprender la manera en que pensaba Saint y por cada vez que se acercaba un poco a comprenderlo este la sorprendía con otros planes.
-Veras, querida: Los señores ven todo esto como un juego de ajedrez donde yo soy el débil rey mientras que tú eres mi dama, pero se engañan a sí mismo; esto no es un juego de ajedrez y jamás lo será. Las reglas se rompieron en el mismo momento en que entraron a mi ciudad. Los dejare que crean que tienen el poder y cuando menos se lo esperen caerán para dar su paso a otros, y luego repetir el ciclo-
-Como sea, ¿Viste ese Nosferatu que tenía todo el cuerpo cubierto? Pues déjame decirte que no lo era, su nombre es Thomas Clark el señor de la Torre de Ébano y quizás el miembro más poderoso de los Gangreles después de ti, vino a mi informándome de que al parecer utilizo uno de los trucos que aprendió de los Brujah para manipular a un novato y ordenarle que quemara su Torre. También me dijo que saldría de la ciudad por razones que no puedo decirte, ya sabes secreto de Príncipe y esas cosas.-
-¿Y eso en que me incumbe?- Suspiro- Ya sabes que a mí no me interesan lo que los otros hagan. El desdén era claro, Adelaide nunca se había interesado por la organización de los clanes, ella solo era feliz acompañando a su maestro y con unas cacerías a la luz de la luna de vez en cuanto.
-Veras, querida, los Gangreles nunca han sido amigos de la organización y en el clima actual eso es un gran problema, en vista de eso yo Saint John Príncipe de la ciudad Algol miembro del Clan Malkavian te nombro a ti Adelaide mi Sheriff por más del tiempo estipulado como la nueva líder del Clan Gangrel.- Saint no pudo aguantar la sonrisa y después de un leve suspiro continuo –Ahora vamos al parque Robinson, tus nuevos súbditos te esperan-
Subieron al auto y en el trayecto que duro una media hora Adelaide no profirió palabra, estaba estupefacta y completamente atrapada en la sorpresa de su nuevo título y responsabilidad, ni siquiera logro darse como subió al podio y solo cuando Saint John le dijo que ya había llegado la hora volvió en sí.
-Necesito hacer el llamado-
Con un silbido ligero todos los Gangreles que estaban ocultos en los árboles del parque salieron a la luz, eran treinta y seis pero reunidos parecían ser mucho más, -Mis niños, los he traído aquí para anunciarles que sus días de separación ya se acabaron, les presento a su nueva líder: Adelaide- la multitud vocifero varios gritos de asombro y rechazo hasta que finalmente uno de ellos, un joven vampiro que no aparentaba más de veinticinco años subió a la plataforma y dijo
-¿Por qué tendríamos que aceptar a una mujer? ¡Yo me nombro como líder!
Saint John estaba a punto de hablar cuando Adelaide dio un paso en frente e insto a su rival a pelear, ambos sacaron sus garras, el usurpador tomo la ventaja y corrió hacia ella con violencia, esta suave y ágil lo esquivo y logro clavarle las garras en su espalda, adolorido el retador ataco con aun más violencia que la vez anterior y esta vez logro golpear a Adelaide varias veces obligándola a dar un paso atrás. Se volvió un lobo y con fiereza animal embistió su cuerpo y garras contra el novato usurpador pero antes de golpearlo de lleno inteligentemente cambio a su forma de niebla, llegándole una vez más por la espalda le dio un fuerte golpe en la nunca con el que parecía que todo iba a acabar; cayo súbitamente al suelo y si Adelaide lo hubiera permitido todo habría acabado en ese instante. Pero aun contrario a las predicciones el Gangrel se arrastro hacia la otra punta y a duras penas intento dar una última arremetida suicida, corrió lo más rápido que pudo pero una vez que alcanzo a clavarle las garras noto que la piel de Adelaide era dura como una piedra y sus golpes solo le hacían rasguños. Adelaide solo se limito a tomarlo del cuello y con un corte preciso le desprendió la cabeza del cuerpo.
La multitud entusiasmada gritaba su nombre fuera de sí, Adelaide se acerco a la punta y con un fuerte grito dijo –Desde hoy yo, Adelaide del Clan Gangrel soy su líder- el tumulto se desbordo aun mas y mientras tanto, por detrás y ocultos de todos Saint John le decía a Tamssel que corriera la voz por la ciudad y que todos los Vástagos y lideres de Algol debían enterarse que los Gangreles tenían por primera vez a un líder.
El juego continuaba.
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