6 de Noviembre
La Sombra - Algol
La noche anterior había sido un rotundo éxito, llegando a conocer una importante información de una de mis victimas en la búsqueda de logar de saciar la incansable sed propia de mí la condición. Un neófito vampiro con pocos años de convertido, que denotaba una belleza sin igual que me hizo entender su procedencia, confirmando mis sospechas al haber observado su aura totalmente distinta a la humana, valiendo para ello de mi Auspex. Según palabras del propio desdichado, que pretendía evitar su desdichado destino al cruzarse en mi camino, un grupo de Toreadores cobrarían venganza por lo hecho, siendo que el mismo pertenecía a esa pequeña asociación que pretendía cambiar el orden establecido en su propio clan al igual que en los demás, considerando indignos y solo capaces de servirlos. Atinando a reír ante tales afirmaciones, pero no por ello desechándolas al saber que si en algo se caracterizaban los de su clan era en hablar más de la cuentan al estar amenazados, procedí ha acabar con su vida para prolongar la vida, saciando mi hambre para luego romper su cuello, aprovechando su estado de debilidad al punto de decapitarlo.
- Será momento de comprobar si sus palabras eran ciertas - mencioné mientras caminaba lentamente a través de un desolada calle, recordando lo dicho por el muchacho, pensando por ello en la mejor forma de encontrar a aquel peculiar grupo de Toreadores o en todo caso esperar que fueran ellos los que me encontraran, sobre todo por el haber dejado el cuerpo de su compañero en un lugar por más visible para los de mi clase - o por lo menos ver si sus supuestos compañeros son reales - sonreí, deteniendo mi andar al comprobar cómo delante mío surgían de improvisto dos muchachos o mejor dicho toreadores, poseyendo el mismo semblante de mi víctima del día anterior y sobretodo un aura similar por no decir idéntica - se les ofrece algo señores - referi con sarcasmo, preparándome para lo que estaría a punto de venir de aquellos dos sin reparo alguno, probablemente al tener superioridad numérica, sacaron a relucir sus filudos colmillos de forma amenazante.